Noticias

Dos de cada tres pacientes se sienten desinformados sobre su salud

By 9 marzo, 2016 marzo 25th, 2016 No Comments
Toma de decisiones compartidas

La doctora Angela Coulter explica que dos de cada tres pacientes se sienten desinformados con respecto a sus tratamientos y cerca de la mitad quieren estar más implicados en las decisiones sobre sus cuidados. Esta es la realidad que puso sobre la mesa Angela Coulter, investigadora de la Universidad de Oxford en Reino Unido y miembro del  Informed Medical Decisions Foundation de Estados Unidos. Esta experta apuesta por la integración de herramientas de empoderamiento del paciente y la toma de decisiones compartidas en materia de salud. Así lo expuso en el workshop internacional que llevó por título El modelo de toma de decisiones compartida y las herramientas de ayuda para la toma de decisiones en la práctica clínica’ que tuvo lugar el pasado noviembre de 2015 en el Instituto de Salud Carlos III y que contó con la participación de expertos nacionales e internacionales.

Angela Coulter recordó los principios del modelo de atención sanitaria centrado en la persona. La experta recalcó que las decisiones compartidas hacen que “los agentes de salud y los pacientes trabajen conjuntamente. Se trata de cuidados personalizados, coordinados y permitidos; donde las personas son tratadas con dignidad, compasión y respeto”. Este sistema se centra en seleccionar las pruebas y los tratamientos basados en evidencias clínicas pero, además, teniendo en cuenta las preferencias de los pacientes en función de sus metas y hábitos de vida.

En este modelo donde priman los conocimientos compartidos, los sanitarios o clínicos tienen su mira en el diagnóstico, la etiología de las enfermedades, el pronóstico, las opciones de tratamiento y los resultados probables. Y, por su parte, los pacientes aportan la experiencia sobre su enfermedad, sus circunstancias sociales, su actitud ante el riesgo y, también, sus metas, valores y preferencias.

Los pacientes que tienen un rol pasivo son aquellos que reciben las opciones por parte de su equipo médico unidireccionalmente. En cambio, un paciente activo quiere conocer sus opciones, entender los tratamientos, participar y hacer aquello que considere es más adecuado para sí mismo. Por su parte, los sanitarios quieren presentar las opciones, comunicar los riesgos y beneficios, proveer los mejores cuidados, pero teniendo en cuenta cuales son las mejores opciones para satisfacer las necesidades de esos pacientes, respetando sus valores y preferencias. La personalización es la clave.

Angela Coulter, PyDesalud

Angela Coulter, investigadora de la Universidad de Oxford en Reino Unido en el workshop de Madrid

Angela Coulter remarca que hay que buscar el punto en común entre el conocimiento y las acciones sobre la salud para llegar a la toma de decisiones compartidas. La especialista hace un repaso de las cuestiones más importantes que los pacientes suelen plantear. “¿Por qué estoy malo?¿Qué ha causado este problema?¿Qué puedo hacer? ¿Cuáles son lo objetivos de los tratamientos?¿Coinciden las metas del equipo médico con las mías? ¿Cuáles son mis opciones? ¿Cuáles son los beneficios y los posibles daños?¿Cuáles son las probabilidades de recibir los beneficios y cuáles la de los efectos adversos? ¿Qué puedo hacer para para ayudarme a mí mismo?”. Estas son algunas de las cuestiones principales que los pacientes suelen plantearse. Y hay que ser realista y responderlas adecuadamente pues, tal y como indica la experta, “la información sobre la salud está a menudo descompensada con beneficios exagerados y con riesgos minimizados”.

¿Por qué hay que ser realista e implicar al paciente? La respuesta está en los resultados de diversos estudios científicos que ponen de manifiesto que participar en las decisiones y comprender el proceso tiene implicaciones directas y positivas en la salud. Por ello, existen las guías de práctica clínica y las herramientas de ayuda a la toma de decisiones que sirven al personal sanitario a seguir sistemas ya probados para introducir esta filosofía en el trato con los pacientes.

La toma de decisiones compartida aporta a los pacientes “un mayor conocimiento; una percepción más precisa del riesgo; una mayor implicación en las decisiones; una mejor concordancia entre los valores y las opciones”, explica.

La investigadora apuesta por promover un plan personalizado de cuidados. Este debe iniciarse con el diálogo entre pacientes y el personal sanitario basado en las metas y las acciones que se deben llevar a cabo. Tras este diálogo, los intereses de ambas partes tienen que confluir para compartir la información, fijar metas y el plan de acción y, finalmente, acordar y compartir el plan de salud.

“No hay que olvidar que las metas de los pacientes pueden ser diferentes a las de los clínicos”, remarca Coulter y recuerda algunas metas que han manifestado los pacientes como “no tener dolor por la noche; hacer compatible los cuidados con el horario de trabajo de la familia o aprender a cocinar más sano para todo el hogar…”. Estas son las cosas que puedan parecer más triviales para un equipo médico que no tenga el foco en el paciente, pero que son esenciales para la vida de los mismos.

El plan de salud tiene un ciclo con 7 fases que son:
1-Preparación.
2-Fijación de metas.
3-Planificación de acciones.
4-Documentación
5-Coordinación.
6-Seguimiento.
7-Revisión.

La especialista aporta un trabajo con casi 11.000 participantes (Coulter et al.Personalised care planning for adults with chronic or long-term health conditions. Cochrane Database of Systematic Reviews, 2015) donde tras poner en marcha planes de salud con esta mirada, se lograron mejores resultados de salud medibles en presión o azúcar en sangre; mejores resultados emocionales, con una menor presencia de depresión; o por la mejora de la capacidad de la autogestión de la salud.

La planificación en cuidados funciona mejor cuando es inclusiva, cuanto más fases de este plan se llevan a cabo y cuanto más prolongada sea la relación. Además, para tener éxito debe estar integrado con los cuidados habituales y gestionado por el equipo sanitario más frecuente. Los estilos de atención paternalistas tradicionales crean dependencia; alejan al paciente de los autocuidados; ignoran las preferencias y no fomentan los comportamientos saludables.

Incorporar las herramientas de ayuda a la toma de decisiones compartidas empodera al paciente y eso les lleva a tener estilos de vida más saludables, experimentar menos efectos adversos y recurrir a tratamientos menos costosos a la vez que toman decisiones informadas sobre sus tratamientos y cuidados.