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Mundo laboral y depresión

By 8 diciembre, 2014 abril 29th, 2020 No Comments

Las personas que participaron en este estudio cuentan diferentes experiencias relacionadas con el mundo laboral y la depresión.

Para algunas personas las tensiones y el estrés vivido en sus empleos fueron factores que contribuyeron a desarrollar la depresión. Para otras, la depresión impactó negativamente en su vida laboral imponiendo importantes limitaciones para su desempeño, además de que emergieron conflictos y tensiones con las demás personas de su entorno de trabajo, muchas veces relacionado con su malestar y/o malhumor.

La falta de apoyo por parte de jefes y/o compañeros de trabajo, puede provocar un cambio de puesto y/o de funciones que puede aumentar el malestar de la persona que atraviesa por una depresión, quien suele percibirlo como una actitud discriminatoria o de estigmatización.

Dos personas relataron episodios de “acoso laboral”. Una de ellas, con el paso del tiempo ha cambiado su visión al respecto porque cree que, aunque el ámbito laboral le generó ansiedad, ahora sabe que la misma depresión provoca la interpretación negativa de las vivencias. La otra piensa que el contexto de trabajo puede constituirse en un factor de riesgo de depresión.

Al ver que tenían problemas en sus trabajos, algunas personas optaron por buscar nuevos empleos acordes a su nueva situación de salud. Otras, han cogido bajas laborales de manera temporal, cuando han sentido agravada su situación.

En otros casos, la baja laboral se ha prolongado y no han vuelto a trabajar porque se han obtenido el retiro voluntario o la jubilación. También hubo personas que no deseaban volver a trabajar luego de coger la baja en una o más circunstancias.

Así como el trabajo representó un problema en muchas ocasiones, para otras fue una actividad importante y gratificante que les ayudó a recuperarse de su depresión.

MUNDO LABORAL

Rosina piensa que los problemas en el trabajo precipitaron su depresión. El estado crítico de la vida económica del país contribuyó a complicar su vida laboral.

“Nunca he sido de problemas personales, siempre he sido más bien de temas laborales y bueno, el anterior fue por una ex socia que tuve, que me sentí traicionada por ella y eso fue también la gota que colmó el vaso. Y después, la segunda vez ha sido la crisis que está habiendo, yo tengo mucho trato con clientes, con público, todos los días y yo también gestiono su patrimonio y entonces ahora las cosas están muy difíciles. Está muy mal, la gente trata de no pagar, no paga, hay que demandar, dejan los pisos libres y se tarda mucho tiempo en alquilar. Todo es drama, esa tensión de tener que explicar, tratar de convencer a los clientes míos que en realidad son los propietarios… de repente un día, un propietario dijo una frase, una tontería de frase, que no me gustó y de repente eso ocasionó también…”

Para Myriam, la carga de trabajo, el estrés y la responsabilidad que recaían sobre ella colaboraron en generar su primer episodio depresivo. Pidió sólo una baja en todo el proceso de su enfermedad por temor a perder su trabajo.

“Yo pasé mi duelo lo mejor que pude porque también tenía la motivación de mi hija pequeña. Pero yo veía que quizá por ese… por el estrés del sistema de trabajo de entonces… Estuve prácticamente todo el tiempo sin ninguna baja por la enfermedad, solamente en una ocasión que ya era insostenible y estuve tres semanas de baja, el pico más álgido del episodio ese. Yo también hacía, me esforzaba muchísimo porque yo en esa época estaba eventual o interina y no, no… coges una baja y no te llaman más. O sea: o te esfuerzas o te vas. Entonces era un poco así.”

Teodoro se define como muy meticuloso en su actividad laboral. Sentía mucho estrés por la situación gremial y de la empresa. Relata que no recuerda haber solicitado baja laboral relacionada con su depresión.

“Bueno mejor posiblemente yo soy una persona que me gusta hacer bien las cosas y cuando yo me comprometo a hacer una cosa, la acabo. Y la acabo en todos los niveles en los que yo me haya comprometido. Entonces yo me acuerdo que los primeros síntomas de preocupación, de estado de ansiedad, de nerviosismo, venían como consecuencia de mi… Mi actividad laboral estuvo muy ligada al sindicalismo. Aquí se estableció un proceso asambleario donde era todo a mano alzada y después pues veías que que era un embarque continuo, continuo, el que… era un embate continuo, el que te sometían. Y entonces, pues eso a mí me llevó a un estado de excitación y de estrés muy grave, el decir: “-¿Estoy fracasando, no estoy fracasando?” Bueno, pues volvías al otro día y te volvía a pasar lo mismo, te confiabas, o sea, soy un hombre confiado, soy un hombre que me engaña cualquiera. Y entonces, pues se llegaba a un estado de tensión bastante fuerte. Y digamos que eso, eso es lo que a mí, esa excitación y luego esa tensión continua es lo que lo que me hacía decaer, cada vez que había un brote de estos, negociaciones colectivas o algo. Sí, bajas laborales pero vamos por la… por el tema depresivo, pues no, no creo que he tenido ninguna, no, ninguna. He tenido varias pero eran ya por mis incapacidades, las otras, pero por ese aspecto no he tenido ninguna ¿eh? No recuerdo yo que haya ida a decir: “-Bueno pues encuentro mal”. No, no recuerdo.”

Ramón se define como muy detallista en su trabajo. Esta actitud, sumada a la exigencia de productividad, le provocaba mucha tensión. A pesar de su esfuerzo perdió el empleo. Posteriormente, el nuevo puesto de trabajo fue un estímulo para sentirse mejor. Sin embargo, al poco tiempo sufrió otra depresión y le otorgaron la invalidez.

“En el trabajo, aquello que bueno, cada vez se tiene que ser más competitivo, más rápido y hacer las cosas mejor y bien hechas y rápidamente ¿no? A mí me van las cosas de hacer las cosas despacio, bien hechas… Y es aquello una lucha contra mi manera de ser, de lo que tengo que hacer y así. Y bueno, esta fue la lucha que llevó entonces otra vez a otro proceso de caer en la depresión. Controlado, presionado, se exige un trabajo que no… yo no sé hacerlo el trabajo de esta manera. Bueno, un conjunto de cosas que empezaron, más o menos pues con una cosa puntual y cada vez se fue aumentando más la tensión. Fue aquello… apretando, controlando… Con el cronómetro del tiempo. Una situación que, bueno, por mi profesión, tampoco es aquello de decir: “-Dos y dos cuatro y ya está sumado” ¿no? Que a lo mejor tienes que centrarte plantearte una idea, modificarla, adaptarla. Y bueno, y fue entonces, me imagino yo que el proceso que se desencadenó, entonces ya… incluso ha vuelto a ser mucho más fuerte. Bueno, entonces, me echaron fuera, se me indemnizó, fue un despido improcedente y… bueno, ya me vi en el paro con la moral muy baja ¡Muy baja! Porque ya la tenía baja de los últimos meses. Me costó sentarme y decir “-Bueno pasa esto, esto y esto y vamos a hacerlo así, así y así”. Y aquí por el trabajo, aquello que pasas… pues anímicamente, pues un gozo con una satisfacción. Eso de encontrarte útil, de poder hacer cosas, capacidad de… Bueno, con ganas de comerte el mundo casi… Y esto, pues me animaba y… mucho trabajo. Nunca encontrabas la hora de plegar pero muy motivado y con muchas ganas. Aunque tuvieras aquello que es que hacer muchas horas de trabajo… estaba yo de director técnico. Una empresa consultora promotora. Y bueno, ilusionado estaba, entonces, como no había estado en años y años y años. Y bueno, pues esto, ni acordarte ya de la depresión y de estar bien trabajando, mucho trabajo, pero haciéndolo muy a gusto y así. Trabajé unos años aquí y entonces bueno yo, por no sé qué problema, el cargo en el que yo estaba, el director general no me veía con la capacidad para llevarlo. Entonces bueno, empezaba otra vez ya a estar baja la autoestima, todo esto… volvió otra vez ya a salir la depresión recurrente que vuelve otra vez, ya suma y tal. Se cortó el tema y se acabó y entonces ahora tengo la invalidez por depresión.”

Guillermo consideró que a pesar del gran esfuerzo que significaba trabajar, era mejor seguir en actividad.

“Sólo con muchos esfuerzos podía hacer el trabajo pero reconozco que el ir a trabajar me ayudó mucho a ir superándolo, a ir superando, el ir a trabajar… Recuerdo que no quise… en mi cabeza pues me planteé y acudía a mi cabeza lo que podía pasar en mi vida en el caso de no ir a trabajar y de quedarme con un diagnóstico de depresión mayor y tal, ¿no? Porque todo esto se rumorea en la empresa, se sabe, y para el futuro profesional, pues recuerdo que pensé que podría ser fatal, en el sentido de acabar con mi profesión, con mi carrera. Entonces, la decisión que tomé de seguir trabajando, creo que fue lo más acertado. Y no…, vamos, evitar o prevenir estar ahí como enfermo. Es atípico, pero no le quepa duda que hay muchos profesionales con depresión. Que el profesional no está inmune a pasarla y esto a veces se obvia, parece que… pero está ahí y el contexto profesional es un factor de riesgo, además.”

Para algunas personas la depresión impactó negativamente en su vida laboral imponiendo importantes limitaciones para su desarrollo, además de generar conflictos con las demás personas de ese entorno.

Las responsabilidades en la empresa familiar de Antonia recaían sobre su esposo cuando empeoraba su depresión.

“SÍ, sí, trabajaba pero llega el momento en que al final no vas al trabajo. Como el trabajo era una empresa mía, yo iba, lloraba porque no estaba bien, me salía a la calle, me daba un paseo, volvía, mi marido que me acompañaba, entonces: “-Que me voy a mi casa, que me voy para acostarme.”

Eva María siente cierta frustración porque la depresión le impidió desarrollarse en muchos aspectos personales, entre ellos ejercer su profesión.

“Yo tenía un proyecto, con esta enfermedad… algunas veces por eso digo, me dicen: “-Bueno pues tú hiciste una carrera”, digo: “-Ni me lo recuerdes, porque eso me hace sentirme peor todavía.” Porque, tener una cosa que ahora, ya te digo, es como un trabajo que has hecho pero que ya has perdido, has perdido el tiempo haciendo ese trabajo ¡es un fracaso! por eso mira: un fracaso en el trabajo, un fracaso en la familia porque yo veo a todos mis primos, a toda mi familia que tienen sus trabajos, su vida montada su, yo qué sé. Pues yo, te digo sinceramente, yo no quiero cobrar 500 euros, yo me gustaría estar trabajando de maestra que me encantan los niños.”

José Manuel tuvo conflictos con sus compañeros de trabajo debido a su estado anímico; él trataba de controlarse y si no lo lograba, pedía disculpas. No tuvo necesidad de pedir bajas relacionadas con la depresión. Actualmente está jubilado debido a otro problema de salud.

“Y ellos [se refiere a los compañeros de trabajo] conocían porque ellos sabían perfectamente mi situación también, porque sabían que yo estaba en tratamiento y sabían que yo había estado en tratamiento. Y entonces pues yo lo notaba que, que me daban muchas veces un poquito la cuerda un poquito larga y claro, yo, pero después pedía perdón, porque no era mi carácter realmente, sabes, y no, mis circunstancias ¿Y alguna otra cosa que influía en el trabajo en el trabajo? Bien me salí, con mis baches y ahora hace un año prácticamente, en septiembre me jubilé, por mi situación física también, y bien. ¿Y en cuanto a bajas laborales y eso cogió alguna baja? No, no, no, no, no, ¡No!, en los veintiocho años que estuve, cogí simplemente lo que fue la baja de esta de… la intervención de la válvula mitral, que me la hice en Badajoz, que estuve un año más o menos, o año y medio, una cosa así, y después cuando la intervención del marca pasos y ya está. Mi vida laboral ha sido normal y corriente, a excepción de esas dos circunstancias.”

María del Carmen piensa que la depresión ha limitado su vida en muchos aspectos, entre ellos el laboral y especialmente en su formación profesional. No puede trabajar en lo que desearía sino en aquello que su enfermedad le permite.

“¿Y cómo siente que influyó en su vida la depresión? Totalmente. O sea, mi vida hubiera sido totalmente distinta porque yo de pequeñita, pues… Oye pues, como dependes también de tus padres y esas cosas pues tampoco notaba gran cosa ¿no? era alegre de pequeñita y luego después pues cambié totalmente. Cambié, vamos, las circunstancias te hacen cambiar totalmente. No eres como tú quisieras, eres como te deja la enfermedad. Haces lo que puedes hacer, lo que la enfermedad te deja. No eres libre. Es horroroso porque no eres tú, no puedes decidir por ti, no. Estás como esclava. Esclava de algo que… Y luego que todo lo que quieres hacer o intentas, pues fracasas. No puedes. Al menos yo.”

Javier siguió trabajando pero le costaba concentrarse y no tenía ganas de hacer nada. Igualmente encontró apoyo y cuidados entre sus compañeros de trabajo.

“Y en el trabajo ¿Cómo lo llevó durante ese período? En el trabajo pues bastante mal, en el trabajo bastante mal porque es eso, que no tienes ganas de nada y no sé, no… en el trabajo mal. Iba a trabajar igual usted. Sí, yo iba pero te cansas enseguida, no coordinas bien, no, no. No estás al cien por cien, es que no. ¿Y alguno de los compañeros sabía, no comentó nada en el trabajo? Sí, sí, mis compañeros lo sabían, sí. Ah, los compañeros sí. Sí, los compañeros lo sabían, los compañeros pues me decían, “-No, no, tú coge el tractor y te vas a labrar y así te distraes y tal y cual…” No, la cabeza siempre está allí metida en el mismo sitio y de allí no la sacas. ¿Pero los compañeros le brindaron apoyo cree usted? Sí, sí, sí, todo el apoyo, sí. Ellos sabían de lo que iba y… “-Tú tranquilo y si tienes que ir a ver al psicólogo vas que no pasa nada”, porque ya le digo, hay un compañero que tenía un hijo que…”

A Antonio le gusta mucho su trabajo, pero durante el tiempo que tuvo depresión no tenía ganas de desempeñar su tarea.

“¿Y estaba trabajando, volvió a su trabajo en ese momento? Sí, sí, yo salí ahí, fui a trabajar, también lo necesita, pero claro, estaba trabajando y me movía para arriba, para abajo, pensando, no hay trabajo, puedo estar en casa, no podía estar quieto y todo fue así, hasta que mira, la pastilla me fue… El trabajo me gusta mucho, el oficio que tengo, estoy muy a gusto en el trabajo, en mi casa, con mis hijos, no sé, no tengo ningún problema.”

Para Rafael fueron los problemas laborales los desencadenantes de su depresión. Él continuó trabajando, tuvo accidentes laborales y equivocaciones debido a su estado de salud. Sentía mucha presión del entorno para continuar trabajando aunque su psiquiatra le prescribía la baja laboral.

“El problema del trabajo vino muy… fue el problema que rompió, que culminó el vaso. Me levantaba a las 5 de la mañana porque empezaba a trabajar a las 5 de la mañana. Cogía la furgoneta que era un peligro porque no podía ni conducir pero conducía y tuve accidentes, luego se me paraba la furgoneta en medio de la carretera y yo decía: “-Esta puta furgoneta no se pone en marcha”, no era la furgoneta sino que era yo que no… esto ya cuando iba avanzando el problema. Estaba ausente, trabajaba, ya te digo que iba a trabajar y lo liaba, lo tenía que dejar, pero claro, era una cosa tan compleja que yo no sé cómo explicarlo. Iba a trabajar, incluso luego el médico me hizo la baja y seguía yendo a trabajar, porque claro, yo tenía el trabajo y había que ir al trabajo. Pero es que si no iba a trabajar no había nadie para sacar el trabajo y eran trabajos muy delicados, porque incluso iba a trabajar los domingos por mi cuenta porque hacía lo que podía, porque no podía hacer más de dos horas por ejemplo. Porque la cabeza no me daba para más, para más y lo liaba. Cuando iba a trabajar sí que todavía estaba muy… o sea, no tenía autoestima de nada, porque la gente también es muy peligrosa, porque: “-No dejes el trabajo porque no hay trabajo”. Esta historia es lo más jodido que le puedes decir, yo no lo diría nunca a nadie, nunca a nadie le diría esa palabra.”

Algunas personas optaron por buscar nuevos trabajos acordes a su nueva condición de salud.

Elisa Isabel se desempeñaba como teleoperadora y dejó su trabajo porque le generaba demasiado estrés. Cuando se sintió mejor regresó al mundo laboral; ahora se siente activa y piensa que le ayuda en su situación.

“Yo el trabajo que tenía en ese momento, lo tuve que dejar. Yo estaba de tele-operadora, trabajaba muchos turnos por la tarde, casi todos. Eran contratos temporales y yo ese trabajo lo tuve que dejar. A mí el psicólogo me dijo que ese trabajo tenía que dejarlo. Aparte yo no tenía fuerzas para levantarme e irme a trabajar. Aparte de que trabajar de tele-operadora pues te crea un estrés bastante grande… y hay un volumen de llamadas muy grande, tienes que enfrentarte a la gente, aunque sea a través de telefónicamente. Dejé de enfrentarme cada día a todo lo que yo hacía normalmente porque yo iba en mi coche a la otra punta de Sevilla y… pero dejé de enfrentarme a ello. Y todo esto hizo que yo empezará a evitar, evitar, evitar, evitar, evitar y ahora ¿qué? O sea el trabajo era para ti también, era una forma digamos de enfrentarte también ¿no? y de salir, de… Sí, porque era algo obligatorio Y volviendo al tema del trabajo ¿Ahora mismo estás trabajando? Si, actualmente sí. ¿En qué trabajas? Estoy limpiando un colegio. ¿Y qué tal, como empezó todo, cómo fue como empezaste otra vez a volver trabajar? No, he estado un año trabajando también en una tienda, en Sevilla y ya llevo distintos trabajos hechos y yo cuando empecé a trabajar de nuevo al principio sí llevaba miedo. Prefiero el trabajo que tengo actualmente al de una oficina ¿por qué? Porque aquí estoy limpiando, estoy activa. Y yo necesito algo que me ayude económicamente pero que tenga tiempo para mí. Así que actualmente aunque esté limpiando estoy muy contenta con el trabajo que tengo.”

A Pilar la cambiaron de puesto de trabajo y le afectó muchísimo en su autoestima. Ella misma comprende que son cambios normales en el mundo laboral. Actualmente hace un trabajo que lleva bien y se siente satisfecha. Cuando siente que se agrava la depresión pide la baja por prescripción del médico.

“Me cambiaron la actividad en el trabajo. Yo estaba en un departamento, hacía una tarea muy concreta y la he hecho durante veintitantos años. Entonces, el cambiarme ha sido tan radical para mí que me ha hecho otra vez recaer de una forma más fuerte. Porque en mi casa, la verdad es que todo es igual, no tengo ningún problema, al contrario. Entonces usted atribuye este último episodio de depresión a estos cambios en el trabajo. Sí. ¿Y qué fue lo que empezó sentir ahí? ¿Me puede describir un poco los síntomas, qué malestar tenía? Hombre, es que te sientes también con muy poca autoestima. Entonces, te ves un poco… Yo qué sé, yo me sentía de decir “-Bueno, todo lo que he hecho en todos estos años no sirve de nada”. Ahora digamos que este servicio lo eliminan y yo pues no valgo nada. Me pareció que se me hundía el mundo. Me cambiaron de trabajo de una forma bastante drástica. Es una cosa que es normal en las empresas. Tampoco había como para tomarlo tan a mal. Ahora verdaderamente cambié de trabajo. Estoy haciendo un trabajo totalmente diferente y lo llevo bien. Y yo ahora este trabajo lo estoy desempeñando. Y, hombre, pues me canso, salgo cansada. Pero estoy satisfecha y mi autoestima ha subido.”

A algunas personas su trabajo les agradaba y les ayudó a mantenerse bien.

Para Rafael el trabajo fue una ayuda para mantenerse mejor. Durante un período continuó trabajando e hizo un gran esfuerzo por ocultar su depresión por temor a que pensaran que no podía desarrollar su tarea. Actualmente no trabaja.

“A pesar de que trabajaba, que eso ha sido una gran suerte mía, si no llego a trabajar… Yo tenía una depresión como ahora dicen… grave y tal. Yo antes, pues podía ser menos grave, moderada, como quieras. Pero yo he trabajado, he trabajado bien, he trabajado con más esfuerzo o menos esfuerzo, pero, ahora no podría trabajar. ¿En cuanto al trabajo me comentabas antes que la depresión había influido en algo en tu trabajo como metre? A mí me fastidiaba mucho que me descubrieran, no que me descubrieran que era depresivo, sino que me descubrieran porque estaba malito y que no le servía como tenía… había que servirle, a mí me fastidiaba en mi profesión.”

A Pilar le gustaba mucho su actividad laboral y la vivía como una actividad gratificante que le ayudaba a sentirse mejor.

“El impacto laboral no porque precisamente yo estaba haciendo un trabajo que me gustaba. Y como era un trabajo que me gustaba, pues el hablar con la gente, el estar con la gente, es una cosa que me priva, me ha gustado de toda la vida. Y ahí no, ahí era al revés, era lo que me subía el ego, el sentirme, lo que sigo diciendo, necesitada, el hacer pues cosas de novedades, el estar preparando siempre alguna cosa especial. Como yo tenía las masas, pues era hacer cositas especiales, cositas raras, cositas… y esa misma querer hacer algo nuevo, pues me subía la moral.”