Noticias

¿Es la trimetoprima-sulfametoxazol una alternativa válida en infecciones en niños?

Niños trimetoprima-sulfametoxazol

La trimetoprima-sulfametoxazol se ha presentado como una alternativa válida en el tratamiento de las infecciones en niños en la era del Stafilococcus aureus resistente a la meticilina adquirido en la comunidad (SAMR-Co). La propuesta se ha plasmado en un estudio publicado en abril en el Journal of Pharmacy Technology (volumen 32), liderado por María Teresa Rosanova, del Servicio de Epidemiología e Infectología del Hospital J. P. Garrahan (Argentina) en colaboración con el Servicio Canario de Salud (España) y la Universidad Abierta Interamericana (Argentina). En él se hace una revisión a este asunto y tratan de responder a la siguiente pregunta: ¿Es la trimetoprima-sulfametoxazol una alternativa válida en infecciones en niños?

Este estudio tiene como objetivo evaluar el uso de trimetoprima-sulfametoxazol, frente a otras opciones disponibles, para el tratamiento de niños con infecciones por Staphylococcus aureus resistente a la meticilina adquirido en la comunidad (SAMR-Co).

Staphylococcus aureus es un germen que produce una amplia gama de infecciones en niños y adultos”, explica Rosanova y añade que “el uso irracional de antibióticos favorece la aparición de resistencia bacteriana de distintos gérmenes, entre ellos SAMR-Co, que representa un agente etiológico en infecciones graves provenientes de la comunidad”.

Las infecciones por SAMR-Co se producen en todas las edades. Aunque la mayoría son de leves a moderadas, tales como infecciones de piel y partes blandas. Pero otras pueden resultar graves y potencialmente mortales. “Algunos autores han sugerido que se debe plantear un cambio en la terapia antibiótica empírica cuando la prevalencia de la infección por SAMR-Co supera el 10% -15%, como sucede en varios países del mundo en la actualidad”, comenta Rosanova.

El SAMR-Co produce toxinas, destacándose la de Panton-Valentine que es una leucocidina –es decir, que altera los leucocitos– y es la responsable de las lesiones necrotizantes en piel y pulmón. Además de las infecciones de piel y partes blancas, es frecuente que el SAMR-Co conlleve una mala evolución pulmonar. Asimismo, hay que recordar que el número de infectados que mueren en una región en un periodo de tiempo determinado, puede asociarse a un esquema antibiótico inapropiado.

Las infecciones por este germen se distribuyen en varias partes del mundo, por lo que la búsqueda del agente ideal en su tratamiento es algo generalizado. En Latinoamérica hay una prevalencia de más del 48%, semejante a Estados Unidos. Sin embargo, en Europa varía del 2 al 50%. “En EE.UU se pudo determinar que la tasa de infección por SAMR-Co osciló entre 16 y 70 casos por 100.000 en niños menores de 5 años de edad”, matiza María Teresa Rosanova.

En sus inicios, esta enfermedad era sensible a la penicilina, sin embargo, durante la década de los 50 comenzó a aumentar su resistencia, hasta llegar un punto en que dicho tratamiento actualmente es inútil. En 1961 aparecieron cepas meticilino-resistentes, pero con un factor predisponente: la hospitalización. Fue en los 90 cuando surgieron los primeros casos provenientes de la comunidad (SAMR-Co), los cuales presentan un antibiograma diferente a los intrahospitalarios.

Existen varias opciones para tratar este germen. La trimetoprima-sulfametoxazol se introdujo en 1968, es considerado un antibiótico útil  debido a su bajo costo, amplio espectro y posibilidad de administración por vía oral. “Podrá ser una alternativa muy válida para el tratamiento inicial o para completar el mismo, sobre todo en países de bajos recursos”, añade Rosanova. Este tratamiento es generalmente bactericida, que actúa al inhibir enzimas secuenciales que intervienen en la síntesis del ácido fólico bacteriano.

Las cepas de SAMR-Co son sensibles a trimetoprima-sulfametoxazol –núcleo del estudio de la doctora Marité Rosanova– y vancomicina, de manera uniforme en ambos casos. Otros antibióticos útiles son clindamicina, rifampicina, macrólidos, linezolid, tetraciclinas y gentamicina. En general la clindamicina es una  opción terapéutica para casos con infecciones leves o moderadas. Para las formas graves, sobre todo sepsis, la vancomicina es el antibiótico de elección. Nuevas drogas, como ceftarolina, son alternativas a considerar. Rosanova afirma que además de su estudio centrado en la trimetoprima-sulfametoxazol, “deberían realizarse estudios aleatorizados controlados y con otras infecciones graves en las que la evidencia disponible es aún más escasa”.

El estudio multidisciplinar, donde ha colaborado el Servicio Canario de la Salud, discurre que la evidencia disponible no es concluyente para promover o rechazar el uso de trimetoprima-sulfametoxazol. “Esta  revisión  confirma la escasez de bibliografía del uso de trimetoprima-sulfametoxazol como tratamiento de primera elección en las infecciones por Staphylococcus aureus resistente a la meticilina adquirido en la comunidad (SAMR-Co) en niños”, puntualiza Rosanova. “Es importante señalar que los estudios disponibles no muestran la superioridad ni la inferioridad de la trimetoprima-sulfametoxazol en comparación con las alternativas probadas. Por tanto, aunque no se desalienta su uso, se requieren estudios bien diseñados y adicionales para sacar conclusiones definitivas”, concluye.