Antes de ser diagnosticadas muchas personas presentaron uno o varios síntomas clásicos de la diabetes: excesiva sed, sequedad de boca, hambre, mucha sudoración y frecuentes ganas de orinar.

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SÍNTOMAS

Antes de ser diagnosticadas muchas personas presentaron uno o varios síntomas clásicos de la diabetes: excesiva sed, sequedad de boca, hambre, mucha sudoración y frecuentes ganas de orinar.

Cuando diagnosticaron a Julio, fue cuando se dio cuenta de que había tenido los síntomas clásicos de la diabetes: sudoración, sed y muchas ganas de orinar.

“Efectivamente, fue ahí donde se me dio el diagnóstico, a consecuencia del examen de sangre se me preguntó ciertas cosas que coincidieron entonces para confirmar el diagnóstico, yo estaba presentando sudoraciones excesivas, excesiva sed, y tomaba muchísima agua, orinaba muchísimo y sudaba muchísimo, esos eran los síntomas que tenía en ese momento, en aquel entonces, después con el tiempo fueron evolucionando a no solamente eso, eso no me abandonó nunca durante toda la enfermedad.”

A Carmen le llamaba la atención que incluso se despertaba por la noche con mucha sed y ganas de orinar.

“Nada, beber mucha agua y hacer mucho pipí, de noche, de día, hasta de madrugada, me despertaba con un ansia de agua, claro yo decía, hace mucho calor en Canarias y como yo venía del norte, de Pontevedra, pues no le di importancia, hasta que casualmente mi amiga ¿Y esa amiga suya le dijo que podría tener diabetes? Me dijo, mañana vienes a casa en ayunas, antes de yo ir al trabajo, y tenía 400 en ayunas.”

Pablo considera que el principal síntoma que le alertó fue la sed.

“No, lo único después de que te lo cuentan, que tenía sed, se me quedaba la boca seca pero por otra cosa no tenía ningún otro síntoma. Tenía muchas ganas de comer, mucho apetito y no me engordaba. Es más, casi perdía. Pero quizás el síntoma más eso era el de la sed, era el síntoma mayor.”

Otros síntomas generales que se mencionan son: cansancio, mucho sueño, malestar general, desgana, sensación de fatiga, mareo, dolor de cabeza, calor en el cuerpo, malestar en el estómago, disminución del apetito, acompañado con modificaciones en el peso, o bien dolor o pesadez en las piernas y/o en los pies.

Rafael cuenta que simplemente se sentía mal, como sin fuerza.

“Lo primero que notaba era el cuerpo flojo, no tener fuerza en el cuerpo por las mañanas, tener las manos frías, que nunca las he tenido en mi vida, los pies, y eso nada más. De vez en cuando mareos, porque había veces que no quería comer, porque me encontraba mal y entonces se me bajaba el azúcar, perdía el conocimiento.”

Fernando recuerda que antes del diagnóstico sentía mareos y que podrían estar relacionados con la diabetes.

“¿O sea que usted estaba, estaba normal, no sentía nada extraño con lo cual le alertara? Sentía en algún momento y sobre todo si me pasaba en la bebida, con los amigos en esas noches de tuna, que se excede uno un poco, en aquellos momentos pues notaba como un vapor, algo tan extraño, que yo no sentía anteriormente a aquello. Yo he sido deportista hasta los veintidós o veintitrés años, pero yo mantenía mi grosor habitual y ese grosor habitual no bajaba, o sea que yo tenía un buen peso. Pero ya venía observando, con el tiempo, que en algún caso sufrí incluso alguna especie de mareo, yo aquello no sabía a qué achacarlo pero lógicamente entendí después que aquello podía ser perfectamente subidas de azúcar, bajadas de azúcar, aquel símil de mareo.”

María Luisa acudió a su médico porque sentía cansancio y pocas ganas de comer. Fue entonces cuando la diagnosticaron.

“Los primeros síntomas, qué le alertó. Pues mira, me empezaba a quedar muy cansada y sin ganas de nada, no tenía ganas de comer y fui al médico, ya me hicieron un análisis, y ya me lo diagnosticaron.”

Algunas personas presentaron síntomas en la piel: enrojecimiento, picor en el cuerpo, llagas, picores o infecciones en la zona genital. Con frecuencia no se relacionaron estos síntomas con la diabetes hasta que se confirmó el diagnóstico.

María del Carmen relata la aparición de picores genitales y que desconocía que podían ser síntomas de diabetes.

“(Audio) Bueno, yo soy diabética, me lo diagnosticaron en agosto del 2000. Y fue por una simple analítica rutinaria. Lo que pasa es que sí, yo tenía picores en los genitales, entonces yo se lo achacaba, son hongos o, no tenía así conocimiento tampoco exacto de qué me pasaba realmente. Entonces yo fui al médico de cabecera, me hicieron una analítica, y en la analítica me salió que era diabética. La primera reacción fue pues bueno me tocó, me tocó porque yo tengo los antecedentes de mi madre, y sabía, lo que lo que le pasa a mi madre, que le diagnosticaron la diabetes estando embarazada de mí. Entonces yo no sé si eso puede ser causa también de que yo la padezca.”

José Luis refiere la importancia de conocer las infecciones genitales como síntomas de la diabetes para no retrasar la consulta con el médico.

“(Audio) También tuve un problema en el mes de diciembre del 2007, perdón del 2008, del 2007 sí, en el que esto es importante saberlo porque una de las consecuencias del azúcar por donde se nota que está ahí el azúcar aunque yo no lo achaqué a eso. Tuve infecciones en mis genitales. Cuando yo tuve la infección en el pene, pues no asistí a mi médico, fui a la farmacia y bueno lo normal, el farmacéutico me recomendó una pomada me la eché y se me quitó, pero a los 3 días volvió.”

En otros casos, acompañando al cansancio y la sed, se presentaron con problemas en la vista, tales como disminución de la visión o vista “nublada”. En ocasiones los síntomas eran tan inespecíficos que ni siquiera eran reconocidos por los profesionales sanitarios, siendo la propia persona quien acudía varias veces al médico hasta que se alcanzó el diagnóstico.

Catalina cuenta que acudió a su médico por sentir la vista nublada y sensación de cansancio. Pero el diagnóstico no se realizó hasta que tuvo un episodio de hiperglucemia y tuvo que acudir al hospital.

“Hacía quince días que me levantaba por las noches al baño tres o cuatro veces y después me di cuenta que tampoco veía normal, veía como nublada y se lo comenté un día a mi hija, y me dice “pues mamá eso me parece un poco raro”, ve un día a tu médico de cabecera y coméntaselo a ver si te manda al oculista o qué, fui a mi médico de familia y él me dice, voy a mandarte al oculista por eso que me dices y si tú te encuentras mal después de las fiestas pues paras un poco y descansas un poco. Porque claro, en el restaurante había habido bastante trabajo en verano y quedamos así, pero yo fui el lunes a mi médico por la tarde, y el martes por la mañana cuando me levanté, no me encontraba bien, no sabía qué tenía, o sea, no me dolía en ningún sitio, pero mi estado general pues no era bueno, no tenía ganas de hacer nada, daba vueltas como un molino, tenía que estar aquí arreglando un poco la casa, pues no, me daba vueltas como un molino, me sentaba, me levantaba, me fui a casa de mi madre a verla y ella en este momento se estaba mirando la insulina que se tenía que poner y yo le dije “a ver mamá y si me miras a mí el azúcar a ver si yo sé lo que tengo” y ya me encontró a 340 de azúcar. Claro, me fui otra vez a mi médico y le comenté esto y él me dice, eso es una diabetes ya, me dice “¿cuándo ha sido?” “yo no lo sé, le dije, ayer tarde ya que no me encontraba bien” lo comenté que no veía bien, dice “sí es verdad que viniste pero no pensé”. Me dice “ahora te irás a casa” me picaron allí, estaba a 370, me dijo “te irás a casa, empezarás a hacer una buena dieta” me vino la enfermera, me enseñó a manejar la máquina para pincharme, me hicieron la dieta y me fui a casa, vine, hice la comida, comí un poco de verduras hervidas y al cabo de dos horas me miré el azúcar y estaba a 500, y me fui otra vez al PAC a comentarlo, llamé a mi hija, y le dije “me encuentro con esto” y ella me dice “¿está papá contigo?” digo “sí” “pues vete al PAC que te acompañe a ver que te dice el médico”. Fui allí y estaba una doctora de guardia, no estaba mi médico de familia por la tarde, y me comentó, “yo prefiero que te vayas al hospital para ver qué dicen ellos” dice “yo no te conozco” es una doctora que vienen de guardia y dice “yo prefiero que vayas al hospital” y me fui al hospital y allí ya me hicieron analítica, me pusieron una bomba de insulina y la misma noche, a las doce, doce y media, tuve una hipoglucemia, una bajada de azúcar bastante grande, pero después al cabo de un par de horas, volvía a estar con bastante azúcar y hasta que me controlaron, estuve ocho días en el hospital para controlarme porque no había manera, en seguida estaba a 200 que estaba abajo, y después me vine ya para casa con la dieta y con tres pastillas.”

Otros entrevistados refirieron ansiedad y sensación de intranquilidad y malestar para mantener relaciones sexuales. (Más información: Impacto sobre la sexualidad).

Milagros hace referencia a la sensación de intranquilidad que tenía al principio.

“Yo realmente no noté raro ni nada, simplemente estuvimos fuera un fin de semana, y en ese fin de semana fue donde me noté que tenía mucha sed, bebía mucha agua, tenía mucho picor por el cuerpo, una sensación muy rara, sobre todo cuando estaba acostada no podía estar quieta, muy intranquila. Total, que como él es diabético, tenía el aparato de la toma del azúcar, me tomó el azúcar y resulta que tenía cerca de cuatro gramos o cinco.”

Algunas mujeres refirieron que los síntomas se manifestaron durante el embarazo y, aunque al principio se diagnóstico de diabetes gestacional, posteriormente se confirmó como diabetes tipo 2.

Candelaria relata que la diabetes apareció durante uno de sus embarazos.

“Bueno, la enfermedad la descubrí porque estaba embarazada del niño y a los siete meses, me sentía como unos picores por todo el cuerpo y al ir al médico me hicieron una analítica y me dijeron que tenía síntomas de una glucosa muy alta, pero que no me preocupara porque igualmente se me podía quitar una vez pasado lo del embarazo, sobre los seis meses, pero no, porque ya me inyectaron insulina, diez unidades de la lenta y a raíz de ahí seguí hasta hoy.”

En muchos casos el diagnóstico se hizo de forma casual, es decir que los participantes no presentaban síntomas o no los relacionaban con una condición de salud determinada. A veces se diagnosticaba al acudir al centro de atención primaria por otro motivo. En algún caso al acudir a donar sangre. Asimismo hubo casos detectados en las revisiones anuales que se realizan en las empresas. En todos estos casos se realizaba el diagnóstico mediante una analítica de sangre y orina.

Eligi relata que los síntomas no le alertaron sobre la presencia de diabetes y que la diabetes fue descubierta durante una revisión anual en su centro de salud.

“Habitualmente yo me hacía revisiones anuales, análisis en sangre sobre todo para lo que es la hipertensión, y algún pequeño problemilla de hígado que tenía en aquellos momentos, y a raíz de estos análisis se me detectó un cierto incremento de azúcar en sangre que en principio no significó nada pero sí que se fueron controlando, y a raíz de este control se llegó a la conclusión que aumentaba cada vez que me hacían los análisis.”

José refiere que no sentía ningún malestar y fue en una revisión de la empresa que le advierten de sus altos niveles de azúcar.

“Sí, libros, algún libro sí, lo que pasa que a veces digo, me lo dejo ahí donde la cama y digo, bueno esto me leeré cada tiempo, porque para que se me meta necesito que se me meta bien en la cabeza porque lo leo una vez y no se me mete, sí tengo, sí, me compro algún libro de diabetes, sí.”

Algunas personas retrasaron varios meses la consulta al médico a pesar de tener algunos síntomas.

Francisco empezó a sentir sequedad de boca, malestar y cansancio pero dice que no quería ir al médico por lo que retrasó la visita hasta que no pudo más.

“En mi caso fue en el año 93 y fue un verano, empecé en junio a ponerme mal, a sentirme malamente, y yo como soy muy reacio a los médicos, siempre lo he sido y sigo siéndolo. Fue desde junio hasta septiembre, hasta principios de septiembre, que ya dije, bueno ya no es del tema del agua, tuvimos un problema aquí en Huelva en esa época con el tema del agua, yo le echaba la culpa al agua, pero ya dije, bueno ya esto no es normal, no salía a la calle, no podía salir porque parecía que te llevaba un saco de cien kilos encima, iba a por el pan o iba a trabajar. Ni a trabajar, perdí también el trabajo por eso mismo. Y sequedad en la boca, beber mucha agua, todo lo que comía lo devolvía, y sobre todo eso, la pesadez en el cuerpo, una pesadez tremenda que nada más que salía y daba dos pasos y no podía con mi cuerpo, ya en septiembre dije, mira me voy a acercar al médico.”

Otras personas recibieron el diagnóstico en el hospital cuando habían sido ingresados por otro motivo, como por ejemplo, dolor en zona renal, infarto cardiaco o para someterse a alguna cirugía. En estos casos recibieron el diagnóstico por sorpresa.

José se sorprende con el diagnóstico de la diabetes después de haber sido ingresado a causa de un infarto cardiaco.

“Bueno, yo la diabetes, me encontré con ella estando internado, superando el infarto, ahí me empezaron a administrar insulina, yo no sabía lo qué era aquello, y cuando vi que me pinchaban el dedo al segundo día de estar internado, me internaron un domingo, el lunes, yo pregunté que qué azúcar tenía y me contestan “no se lo digo, se lo enseño” y me lo enseñó, eran 386, no se me olvida, a partir de ahí ya me di cuenta que era diabético pero fuerte.”

Muchos de los entrevistados que reconocían los síntomas y contaban con información por antecedentes familiares, acudían a consulta médica. Aunque hubo algunas personas que retardaban la visita médica aun sabiéndolo, debido a que no presentaban dolor y podían continuar con sus actividades habituales.

José describe que advirtió que los síntomas podían ser debidos a la diabetes pero le dio prioridad a su trabajo.

“Sí, vamos a ver, yo en realidad, para ser sinceros, yo entiendo que debía tener claro que ya tenía algún problema con la diabetes, antes de que de alguna manera acudiese al médico. Entre otras cosas por dos razones. Una, tenía ya un antecedente que era mi padre, que evidentemente tenía que haberlo corregido o tenía que haberlo previsto, y otra pues por los síntomas, mucha sed y algunos síntomas, que yo no me daba cuenta pero quizá mi mujer sí me lo decía, lo que ocurre es que es lo de siempre, anteponemos nuestro trabajo y nuestras cosas a nuestra salud.”

Otras personas, en cambio, relataron que al detectar los síntomas se realizaban ellos mismos el control del azúcar con el medidor de glucosa de sus familiares y que éstos los alentaban a acudir al médico.

Juan relata que en una visita a la casa de su madre se mide la glucosa porque intuía que podía tener diabetes como ella.

“Pues no te lo puedo decir, intuición de las personas, muchas veces tenemos intuición ¿qué puedo decirte?, vas a pasar por ahí, dicen “no pases que se va a caer ese trozo” intuiciones de la vida. Pero no porque en esos momentos me sintiera mal ni nada, que hay veces a lo mejor, que si te sientes bajo, te sientes con ganas de comer, o te sientes ansiedad de alguna cosa o lo que sea, a lo mejor tú dices pues me voy a hacer un análisis de sangre para ver si tengo diabetes o no tengo diabetes. En mi familia me ha pasado, como ya tenemos algunos me ha dicho “hazme”. Como yo tengo la máquina, pues dice “hazme una analítica” digo “¿pero cuándo has comido?” me dice, “es que tengo muchas ganas de comer”, o tengo esto, o tengo lo otro, eso no significa que tengas diabetes, pero bueno, si tú eso yo te la hago y a lo mejor será eso, y digo ¿cuánto has comido?, “te has comido un pastel o te has comido un bollo o te has comido”, y entonces digo porque si te lo has comido es normal que tengas 140 ó 150, porque si te has comido ahora mismo la comida y te voy a hacer la analítica. Entonces pues aquello fue una intuición, ya te digo, una intuición que se me vino.”

Incluso hubo casos en que los participantes sospechaban que podían tener diabetes y solicitaban ellos mismos analíticas a sus médicos para conocer su estado de salud.

Juan relata cómo él mismo detectó los síntomas y supuso que podía tratarse de diabetes.

“Al tener mucha sequedad y mucha sed, al secar la boca. Yo bebía mucho líquido, y claro bebía pues había que orinar y entonces fue cuando yo empecé con aquello. Claro, salíamos nosotros por ahí al campo, salíamos con uno de los hermanos, llevamos una botella de vino y parábamos. Para cuando eso, yo le cogía la botella de vino y se la…, pero que hay ahí, y yo es que tengo sed, y claro así fue de la forma como yo saque a relucir la cosa esta. Así ya digo que fue, empecé yo con el medico hasta que ya le convencí, fue cuando me hizo los análisis.”

Para las personas que no contaban con conocimientos previos sobre la diabetes, el malestar, el cansancio o la sed, no eran reconocidos como síntomas de alerta y se atribuían simplemente a agotamiento por las actividades cotidianas: esfuerzo o estrés en el trabajo doméstico o en el trabajo; el sentir el avance de la edad, o a factores ambientales como el clima.

Rafael explica que sus síntomas no le resultaban indicio de alguna enfermedad.

“No, que yo pensaba que a lo mejor sería, yo qué sé, que a lo mejor con la edad, tengo el cuerpo cansado, no lo achacaba nunca a una enfermedad, siempre lo achacaba a un cansancio normal de la edad o no sé qué explicación… pero vamos que no le echaba cuenta, no creí nunca que fuera una enfermedad.”

Algunas personas se mantuvieron sin darse cuenta o restándole importancia a los síntomas incluso después del diagnóstico.

A Charo le diagnostican la diabetes después de una analítica pero ella no notaba ningún síntoma ni tenía conocimientos previos de la enfermedad.

“A ver, yo me enteré sin tener ningún síntoma, en un análisis me diagnosticaron la diabetes. Yo prácticamente no sabía ni lo que era eso, además no había tenido contacto con nadie de esta enfermedad, entonces cuando me la diagnosticaron, yo ni creía que era una enfermedad que era, dejo de tomar azúcar y ya está. No, no, no, no había tocado el entorno que yo me muevo, tampoco me había preocupado demasiado, me parecía algo que estaba lejano a mí, ya ves, la ignorancia.”