DiabetesPerspectivas a largo plazo

Imagen personal y adaptación a la diabetes

By 1 noviembre, 2014 mayo 19th, 2020 No Comments
La diabetes puede producir cambios sobre la imagen personas, es decir, en cómo se ven a sí mismas las personas que la sufren. Además suele ser necesario adaptarse a los cambios que se producen tanto físicos como psicológicos y sociales. En muchos casos los cambios son positivos, aunque en otros pueden ser o vivirse negativamente.

Haga clic en las fotografías para ver un vídeo con la experiencia narrada.

IMAGEN PERSONAL Y ADAPTACIÓN

Algunas personas experimentaron un cambio positivo de su imagen física, sobre todo como efecto de la disminución de peso y de la realización de ejercicio físico. Comentan incluso sentirse más jóvenes y guapos/as. Pensaban, además que la diabetes les había dado una nueva oportunidad para llevar una vida saludable y sentirse mejor con sí mismos y con su cuerpo, llevando a cabo nuevas actividades.

Para María Rosa el baile es una forma de hacer ejercicio y mantener la alegría.

“o y bailando, bailo y todo con mi marido, no sé bailar con otro, porque estoy tropezando todo el tiempo, sin embargo con mi marido no porque son 41 años de casada ya, para 42, entonces ya, bailamos y todo y nos reímos ————————— Bailando se elimina mucha azúcar, y se divierte uno y le da alegría al cuerpo también eso es lo que le digo yo ¿Le aconsejaría entonces…? Que vivieran, que vivieran la vida, que respetando las comidas, que se acostumbre a las comidas y que luego viva la vida Y que baile Y que baile y que salgan, ¡que mejor que eso! si están en la casa se vuelven como las arañas, que es como una telaraña.”

La mayoría de los entrevistados reafirmaban en varios momentos de las entrevistas que se sentían personas absolutamente normales y que esperaban que los demás los trataran de igual manera.

María considera que hay que tomar la diabetes como algo natural y que hay enfermedades peores.

“No… no le doy demasiada importancia, siempre lo he pensado, no hay que darle. No hay que obsesionarse con eso de que soy diabético, no, tomarlo como una cosa natural y dar gracias casi a Dios porque no te ha mandado ninguna cosa peor, porque aun siendo muy traidora esta enfermedad, pues si no te duele nada, pues que mejor verdad, porque si ves a otros pacientes que padecen y les duele, pues.”

José intenta ser feliz y mantener su vida lo más normal posible.

“Hay una cosa, vamos a ver, a mí me han dicho que esto mío es miedo, bien, entre el miedo, la precaución y el por si acaso, yo quiero curarme en salud y que me digan que tengo miedo pero yo tengo mi calidad de vida, que a lo mejor por eso pues no estoy tan… bueno, pero como me considero que vivo con una calidad de vida, no, no sé, no lo considero miedo, lo considero precaución, o demasiado cauto, pero para mí, no lo sé porque yo voy donde mis amigos, charlo con ellos, yo conozco todas las obras del pueblo, saludo a los encargados y claro, entonces, si me saludan, saludo, y vivo mi vida… yo puedo conducir para ir a ver a mis nietos y estar con ellos el domingo, ellos vienen aquí, disfruto de ellos, juego con ellos, entonces para mí es lo suficiente, no sé, yo no pido más, a lo mejor es que hasta soy pobre pidiendo pero me da igual, yo soy feliz así.”

Un sentimiento de abatimiento estaba presente, aunque en muy pocas personas. Ello se debía a la creencia de que ya no podrían realizar algunas actividades físicas, recreativas o laborales. También este sentimiento aparecía cuando sentían que se iban sumando progresivamente los problemas de salud, en especial, aquellos que implicaban un cambio estético o de sus capacidades sexuales.

Para Alberto los momentos en que no ha podido trabajar han sido más difíciles.

“Pues hombre el impacto fue malísimo desde el momento en que estás pensando, además cuando tienes una ocupación, un cargo, que hay otras personas dependiendo de ti, el impacto es malo, grave, y no solamente por eso, sino porque realmente tú te encuentras mal, es decir, que no es que estés de baja, de baja no quiere decir nada, es que estás mal de baja, mal de baja pero mal porque te encuentras mal, ese el principal motivo y como es muy largo, piensas que no vas a salir nunca.”

Las dificultades en la visión han afectado a Javier que explica así cómo se maneja y la soledad que siente en algunas ocasiones.

“Es que no me sobra mucho, no me sobra mucho, porque la actividad física, bueno, tengo, tengo también un animal de compañía, que le dedico un ratito, me sirve para yo moverme, me doy mis buenos paseos, entre eso, el ejercicio físico, un poco atender un poco a la casa, a la familia, mi mujer trabaja, entonces yo también suplo en parte esa. Y bueno no, prácticamente hago eso y yo no soy tampoco de salir mucho, cierto es que el tema visual, me ha dificultado la lectura por ejemplo, la tengo olvidada, porque lo intento. Pero puedo ver las cosas de Internet, letra grande y periódicos, pero no, me canso, las letras se mezclan, las cambio, ya lees por intuición, de repente lees igual con el esfuerzo dos líneas y no puede ser, está en otro contexto, y has leído mal, una palabra no es el significado que le habías dado, entonces te cansa, entonces ¿que ocurre? que lees, al no entender la lectura, pues te vas más por el tema físico, de salir a pasear. También estás sólo, la gente está en su actividad, tienes unas horas en las que no hay nadie, pues bueno, tienes en casa tus métodos para hacer deporte y así se pasa el día. Viendo la televisión mal, porque no ves bien las formas pero, pones mucho la radio, ese tipo, pero yo tampoco era mucho de salir. Lo que sí es cierto es que te retraes, porque tienes el problema, a veces te molesta, la gente es insensible al asunto, la gente…, dentro de la familia también, no hace falta ir a las amistades, gente que no valora, tampoco yo voy pregonando por ahí, yo si que digo que no veo pero nada, lo que no sabe la gente, lo que no quiere saber la gente es que te puede producir una ceguera, hay un porcentaje alto, yo no se como va a derivar, ahora mismo, por lo que se ahora mismo firmaba con lo que estoy, con la deficiencia que tengo de no empeorar.”

El tratamiento de diálisis y las limitaciones en la visión de Candelaria suponen una disminución de la actividad social de Candelaria.

“ Es esto, mi vida es esta como tú me ves, aquí en casa, no salgo, de la máquina al hospital, del hospital a la máquina, me sacan mis hijos a lo mejor los domingos, me llevan por ahí. Otras veces yo mismo me reniego conmigo porque digo, pero para qué voy a salir a ningún lado, no aprecio nada de lo que veo. No veo las cosas, “pero mamá por lo menos te distraes, coges aire vale”, pero voy en el coche como, y no veo nada, tengo que llevar gafas oscuras para salir a la calle, porque la claridad me deja completamente sin ver nada. ———————————- Pero yo en este sentido no tengo la moral perdida, o sea mi mayor pena es no ver, porque ya que me tocó esto, digo yo para qué me tocó lo de la vista, por lo menos me pueda recrear en muchas cosas que no las puedo…, no salgo, no puedo ir a ningún lado si no voy con alguien, este niño, mi hijo ha sido una condena yo para él, porque es el más que está pendiente de mi para todo, ya me defiendo un poquito mejor en la casa, pero si salgo para la calle, no te digo que me arriesgo, pero me recoge la ambulancia, me lleva y me trae, y yo subo, yo cojo mi ascensor, subo, me meto en casa y esa es mi vida.”

Para Elías su trasplante de riñón limitaba algunas actividades recreativas que le gustaba hacer como la cacería. Pero las amputaciones en los dedos de los pies que había sufrido no le impedían seguir conduciendo su coche y valerse por sí mismo.

“No, no no no porque yo fui en la ambulancia, fui un par de veces cuando me cortaron los dedos, entiende, estuve dos o tres días, pero yo desde que he llegado aquí a la casa podía manejar y podía frenar, yo llevaba el coche al Puerto con una pata sola, con la izquierda. Yo como le pusiera el cambio, entiende, ese coche se manejaba con la izquierda. Yo iba, tenía que, ya muy, hombre saqué el carnet en el 60 y yo desde que iba a la puerta y veía las luces del otro coche pisaba el embrague y le quitaba el cambio, y ya pisaba con el mismo pie el freno. Así extraía el coche desde el Puerto de la Cruz a aquí y al Puerto de la Cruz. Imagínate tú. Porque yo no quería esperar a la ambulancia porque eso me dejaba aquí muerto, y después llegaba aquí y no comía lo que hacía era botarte al sillón, más te enfermabas.”