Atención sanitaria y tratamientosDepresiónExperiencias de pacientes

Itinerario terapeútico

By 8 diciembre, 2014 abril 27th, 2020 No Comments

Las personas entrevistadas en este estudio acudieron a los servicios de salud en diferentes circunstancias: cuando reconocieron luego de un período de malestar que no se encontraban bien de salud; o cuando por la intensidad de sus síntomas se vieron obligadas a pedir ayuda rápidamente y también por recomendación de sus familiares o personas allegadas que decidieron ayudarles acompañándolos a realizar una consulta profesional.

Estas personas buscaron atención profesional ya fuera en el sistema sanitario público, o a través de asistencia profesional privada.

En el sistema público, lo habitual es acudir al/la médico de familia o de cabecera.

Algunas personas accedieron al sistema sanitario público a través de los servicios de urgencias por presentar síntomas más severos. En otros casos menos habituales, debido a que la persona se encontraba en una grave situación de crisis que podía poner en riesgo su vida – como es el caso de intento de suicidio – acudieron a urgencias acompañados por un familiar o bien fueron asistidos directamente en un Centro de Salud Mental (Prevención de la conducta suicida).

A partir de allí comenzaron el tratamiento con el médico de cabecera o bien con las/los especialistas – psiquiatras, psicólogo/a clínico/a, que son los realmente autorizados en la red pública de salud.

Con respecto a la atención médica privada, generalmente las personas concurrieron directamente a un centro de salud mental o a un consultorio de psicólogo/a o psiquiatra. Las personas entrevistadas cuentan sus vivencias y sus valoraciones y experiencias, frente a los diferentes caminos que realizaron.

¿CÓMO ACCEDIERON A LOS SERVICIOS DE SALUD?

Algunas personas acudieron a Urgencias hospitalarias por sus propios medios o solicitaron una ambulancia a través del sistema de atención telefónica, por encontrarse en una situación de crisis, ya sea por crisis de ansiedad o pánico o por una situación de estupor depresivo. Al cabo de un tiempo repitiendo esta modalidad, decidieron enfrentar la situación y buscaron atención especializada, ya que no es lo recomendable acudir a urgencias para recibir la atención psicológica o de psiquiatría de manera adecuada.

Vicente cambió de médico y también acudió varias veces a Urgencias. Actualmente se siente bien atendido por su médico de cabecera que le recetó la medicación y es quien realiza el seguimiento de su depresión.

“Ya había estado yendo a una médica de cabecera que tenía de la seguridad social, avisándole de que estaba muy mal. Me decía que eso se pasaba, que me relajara, que buscara tiempo. Yo le decía: ‘-Pero, vamos a ver. Si entro a las diez de la mañana y hay veces que salgo a las once de la noche ¿Qué tiempo tengo yo?’. Y al final, ya opté por cambiar de médico de cabecera. Este me dijo que estaba en una depresión impresionante y, pues, que tenía que tener un tratamiento acorde con ello. La verdad es que cómo solo trato con el médico de cabecera, bien. Además, lo sigo manteniendo pues porque hace ya muchos años que estoy con él. Fue el primero que me atendió con la primera depresión. Es un médico que cuando vas allí sabes a la hora que entras pero no sabes a la hora que sales porque tiene semejante cola, porque no es de los que están un par de minutos con el paciente, sino que se dedica más. Y si no te puede dedicar más en ese momento, te cita para otro día con una hora de esas que dan preferenciales, que puedes estar con él todo lo que quieras y más. La verdad es que, pues sí, se preocupa. Por un lado me dice: ‘-Tienes el problema, tienes que mirar de cómo arreglarlo tú’. Tuve que ir al médico de urgencias y ya me derivó al médico de cabecera. Al día siguiente me dieron la baja por el estado en el que estaba. La médica que me ha atendido en urgencias, pues la verdad es que era moza, mejor que lo que se portó es imposible. Porque otra en su lugar, pues, hubiera dicho: ‘-Cuando te toque con el médico de cabecera, te lo ventilas’. No. Vio la situación y dijo: ‘-Este es un peligro andante’. Se comportó muy bien y estoy agradecido.”

Javier acudió varias veces a urgencias, porque después de la muerte de un familiar su malestar se agudizó. Allí le hicieron diferentes analíticas pero no le encontraban nada orgánico, hasta que una médica decidió derivarlo al psicólogo.

“Yo no me encontraba bien, no sabía qué es lo que me ocurría e iba a urgencias. A urgencias, pues allí me hacían análisis de sangre, de orina, lo normal. Y bueno, no sabían el qué ni si… me daban algún medicamento y me iba para casa. Cuando llegaba la noche aquello era horroroso, estarse en la cama, aquello era imposible. Claro, al no poder descansar y por la mañana tener que realizar tu trabajo o lo que sea, era imposible, era imposible. Vamos de vuelta a urgencias otra vez, y así pues igual fui, no sé, cinco o seis veces por lo menos. Hasta que un día vino una doctora y se ve que se le encendió una bombilla y dice: “-Te hago un papel y ve a ver a un psicólogo porque tú, para mí, tienes un principio de depresión.’

Algunas personas acudieron al médico de cabecera y éste les diagnosticó e indicó un tratamiento farmacológico. Un grupo de los entrevistados se muestra más conforme que otro con la atención recibida, pero en conjunto valoran de manera positiva el interés del médico por escucharlos y conversar con ellos sobre su problema.

Josefa visitó a su médico de cabecera, éste le dio el diagnóstico y le indicó tratamiento farmacológico. Le gustaría que el médico de cabecera la derive a un psicólogo porque piensa que es importante poder hablar sobre su problema, además de recibir medicación.

“Fui al médico de cabecera y le conté cómo estaba, cómo me encontraba y tal. Entonces él cuando me vio le dijo a mi hija: “-Tu madre tiene una depresión”. Y me mandó un tratamiento. Lo único que quería decir es que, ya te digo, ir a un psicólogo, que el médico me envíe a un psicólogo, porque él es el que tiene que decirme: “-Pues te voy a mandar a un psicólogo”. Pero no, con el tratamiento solo muchas veces no te… se necesita hablar con alguien como ahora mismo que estoy hablando contigo. Me mandó pastilla, pastilla y yo necesito también muchas veces un psicólogo o alguien con quien hablar y eso pues me mandan el tratamiento pero no me dice nada.”

A Pilar la atendió su médico de cabecera y está muy conforme con la atención que recibe porque se interesa por escucharla y conversa con ella sobre las decisiones del tratamiento.

“Tengo un médico de cabecera, la verdad, es encantador. No es persona de darte la receta y marcharte para tu casa, no. El día que estoy un poquillo más baja y tengo que ir a por los medicamentos al mes. Porque todos los meses voy a él a que me los recete. Pues la verdad te pregunta siempre: “-¿Qué tal Pilar? ¿Te doy para la psiquiatra o tienes que ir a…”, “-Pues mira no, no tengo que ir en este momento”, Vale, “-¿Te encuentras mejor, te encuentras peor?”, “-No, parece que estoy …”. O sea, él mismo te pregunta. También es una persona que un poco conoce la vida personal porque la realidad es que es un amigo de la familia y también conoce un poco de la vida personal. Pero vamos, como médico en ese sentido se detiene bastante con las personas.”

Guillermo trabaja en el área de salud y, cuando comenzó a tener problemas, consultó a un compañero de trabajo. Como además tiene diabetes e hipertensión, realiza dos o tres visitas al año, de seguimiento, a su médica de cabecera. Está muy conforme con la atención, se siente escuchado y comprendido.

“Después fui al centro de salud. Allí pues me hicieron ficha, etc. y periódicamente, pues, he ido revisándome. Mi médica de cabecera sabe toda la historia, sabe todo. Y sigo, pues dos, tres controles anuales. Voy allí, pues extracción de sangre, me mira todo, la tensión, el peso, todos los parámetros, alimentación, ejercicio físco, todo. Esto se me sigue en el centro de salud, tengo ahí mi ficha. Y su relación con el médico de cabecera, el médico del CAP ¿Cómo fue? Muy buena, ha entendido desde el principio mi posición, fue la persona que… una de las personas que realmente me ayudó porque entendió en qué situación estaba. Y tanto para recetas como para bajas, etc., siempre me dijo que contara con ella, y así lo hice. Esta persona me ayudó mucho porque me ayudó mucho porque me ha ayudado a gestionar mis tiempos también y… yo a los 15 días fui a pedirle el alta y ella encantada de la vida y yo también, por ejemplo. Creo que esto es lo que falta en el sistema. ¿Esa atención personalizada? Personalizada, pero una actitud de escucha y de querer facilitar a la persona que sufre la propia gestión de su sufrimiento. Y la actitud del profesional no es esta, en general, puedes encontrar excepciones como es mi médica de cabecera.”

En algún caso el médico de cabecera no realizó la derivación formal pero recomendó la consulta de un psicólogo.

Rosina acudió a su médico de cabecera con quien sentía mucha confianza. Él le dio el diagnóstico, un tratamiento farmacológico y le recomendó que buscara un psicólogo. Ella se sentía a gusto con la atención recibida porque se sentía escuchada.

“Entonces, no puede ser, esto no es normal estar así y entonces ¿Qué voy a hacer? ¿Acudir a quién? Pues primero a mi médico, al médico de cabecera, que me conoce hace muchísimos años y decirle lo que me pasa. Y después ya, él fue el que me recomendó un psicólogo, mis hijos, mi familia y así fue. Las dos veces [se refiere a las recaídas] es el médico de toda la vida, que me conoce muy bien, me he sentado en frente de él y le he dicho: “-Estoy todo el día llorando, me pasa algo, que no duermo, no como, estoy todo el día llorando, estoy muy triste, una tristeza profunda, profunda”. Y me dijo, “-Eso es depresión”. Y entonces bueno, es la primera vez en mi vida que me mandaron unas pastillas antidepresivas y me costó aceptar que tenía que tomarla, y bueno, me las empecé a tomar, me las mandó él. Y después me recomendó que fuera a un psicólogo y entonces empecé a ir a un psicólogo también, semanalmente. Y el médico de cabecera ¿Sigues yendo? Sí, porque a mí me gusta mucho el médico de cabecera, además porque me gusta y me dice, se ríe conmigo y me tuvo que cambiar la medicina y me dice, digo: “-Me encuentro mejor pero no salgo del todo, sigo llorando de vez en cuando y me sigo encontrando triste”. Dice “-¡Uy! de esto se sabe cuándo uno entra pero nunca se sabe cuándo se sale, tienes que tener paciencia”.”

Elisa Isabel acudió al médico de cabecera, que le explicó su situación, le indicó medicación antidepresiva y luego la derivó a la consulta psicológica.

“El problema fue que esto, cada vez, fue a peor, yo cada vez tenía más ataques de ansiedad, más crisis, me empecé a sentir mal, fui al médico de familia, el médico de familia pues me mandó la Paroxetina (medicación antidepresiva, Ver Glosario Medicación) y me dijo: “-Esto es normal, acabas de sufrir, has pasado por unos momentos muy malos y es relativamente normal pero te voy a mandar el tratamiento”. Yo sola fui al médico de cabecera, le dije lo que me estaba pasando, me mandó el tratamiento, a raíz de un mes o cosa así, decidió mandarme a… ¡No! me mandó el tratamiento y directamente me dio cita para psicología. Llega un punto en el que tú dices: “Yo ya no puedo más, que tire otra persona, tengo que delegar en otras personas porque… la misma médico de cabecera me dijo: “-Tienes que salir de esto, que eres muy joven y tú no puedes seguir así.”

Luego del haber padecido cáncer de mama, Antonia sufrió una segunda depresión. La primera vez que tuvo depresión acudió a un médico de cabecera que la trató sin resultados favorables. Actualmente, la atiende otro médico de cabecera quien la derivó a un especialista en salud mental.

“Pues yo fui al médico de cabecera porque yo no me encontraba bien, yo lloraba, no quería ir a trabajar, no quería salir a la calle. Si yo sabía qué era a mí, me hacía falta, me hacía falta un tratamiento, me hacía falta algo. Pero el médico de cabecera, de esto hace ya trece o catorce años, un médico bastante mayor, pues como que no tienen conciencia de lo que es eso. Me mandaba como unas vitaminas: “-Te tomas estas con agua”, no sé qué. Yo me tomaba aquello y yo sabía que aquello a mí no me hacía nada. De primeras vas al de cabecera para ver si te manda a salud mental. De hecho yo sí debo de reconocer que los médicos de cabecera no suelen mandar a la gente con facilidad a salud mental. No sé, le mandan pastillas para dormir, le mandan algún antidepresivo. Pero que nunca sale de un médico de cabecera, de familia, mandar a la gente a salud mental. Que yo creo que estarían mejor tratados, por supuesto. A mí me ha ido muy bien, muy bien, fantásticamente las dos veces que he estado ahí en salud mental, he tenido dos ingresos en hospital.”

Rafael acudió a su médico de cabecera quien le hizo diferentes pruebas hasta que le diagnosticó depresión y lo derivó a un psiquiatra. Con el tiempo retomó la atención con su médico de cabecera, que ahora también le receta y controla la medicación antidepresiva.

“Fui al médico, no lo conocía al médico de cabecera, no lo había visto nunca, era una chica y me escuchó por todo y se ve que le pareció cosa de corazón o no sé qué, y me dijo: “-Te tomas unas pastillas”. Yo le expliqué un poco el rollo pero cuando… una visita de estas rutinarias, le expliqué un poco el rollo, me puso unas pastillas en la lengua y me dice: “-Estate un rato y luego te volveré a visitar”. Y cuando me volvió a visitar ya me dijo que no era nada de corazón, que tenía el corazón perfecto y que era una ansiedad. Y así empezó a tratarme, hasta que se declaró una depresión, me mandó a un psiquiatra, psicólogo. El psiquiatra solamente decía: “-Esto es una depresión y este medicamento. Y vuelve dentro de 15 días y ¿cómo te encuentras? ¿Has dormido más, has dormido menos?”. Y el médico de cabecera sabía más dónde estaba el problema, sabía más el problema, se ve que no sé. O sea, a esta chica sí que le estoy muy agradecido porque lo sabía perfecto.”

Es importante reconocer y pedir ayuda profesional cuando la tristeza y el sufrimiento se convierten en una situación intensa y duradera. El acercamiento al médico de cabecera a través del centro de salud, puede ser una manera de comenzar a buscar una solución.

José Manuel se sintió apoyado y ayudado por su médico de cabecera, quién lo derivó a un centro de atención en salud mental donde continuó en tratamiento con una psicóloga. Como además está medicado por problemas cardiológicos, continuó realizando controles con su médico de cabecera.

“Pensé que era un hombre fuerte, quise superarlo todo pero no pude. Entonces tuve que pedir ayuda, y entre ello fui al médico de cabecera, de familia, que fue el que me apoyó y el que me orientó a salir. Fue mi médico de cabecera “-Me pasa esto”, “-No si ya lo sé pero ¿Qué quieres?, le digo: “-Quiero una ayuda”. Y a partir de ahí me puse en contacto con el centro de salud mental. Bueno, con el médico de familia como dije anteriormente no, no tengo nada porque simplemente me derivó. Lo único, que cuando yo tenía que hacerme mis citaciones de Sintrom® [medicamento para problemas cardiológicos] y mi reconocimiento, por ejemplo, azúcar y todas esas cosas. Me preguntaba: “-¿José Manuel cómo andas, cómo vas?”, “-Pues mira, doctor me va bien, voy evolucionando favorablemente”. Ya está. El otro tema era ya de mi psicóloga que era la que llevaba el peso de toda mi situación.”

Algunas personas iniciaron la atención de la depresión con otros especialistas, ya sea porque los trataban por otros problemas de salud o porque los conocían previamente y sentían confianza en ellos.

Myriam consultó con un médico neurólogo que es de su confianza, con quien se trató durante una temporada. Han probado diferentes tratamientos. Posteriormente decidió seguir el tratamiento con un psiquiatra.

texto del vídeo