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Experiencias de depresión en mayores de 66 años

By 8 diciembre, 2014 abril 8th, 2020 No Comments
En este módulo, pacientes de más de 66 años muestran sus experiencias con esta condición de salud.

Entrevista a José

Sexo: Hombre

Edad en el momento del diagnóstico: 41 años

Año de diagnóstico: 1984

Tratamientos recibidos: Psicoterapia

Edad en el momento de la entrevista: 68 años

La vida antes de la depresión

“No comprender la vida, es decir, no encontrar un sentido a la vida y conste que en mi caso, pues, tenía un puesto de trabajo extraordinario, una consideración laboral altísima, yo me considero una buena persona, tenía una familia maravillosa, unos hijos extraordinarios.”

Primeros indicios y episodios

“Aunque tú te estás comportando normalmente dentro de los rituales de la vida. Sin embargo, hay aspectos que ya llaman la atención, no a ti, sino a tu entorno. Porque si algo tiene la depresión es que al final te importa todo tres narices, el qué dirán, lo que piensan de ti, porque si algo tiene un depresivo es que no oculta su situación, su cara lo dice todo.”

Reconociendo la depresión

“Porque hasta que se toma conciencia de que uno está mal pueden suceder dos cosas: que ocurra muy rápidamente o que tarde bastante tiempo. Yo tardé cuatro o cinco años en tomar conciencia de que a mí me pasaba algo, de que yo empezaba a ser un bicho raro para la sociedad. Entonces, la cuestión es que cuando uno empieza a tomar conciencia de que está mal, que algo no funciona, que la mente le ha jugado una mala pasada y el ordenador se ha quedado en black out, hay que hacer un reset. Y ese sí que es un desafío. Entonces, yo estuve catorce años en los infiernos del Dante. ¿Qué explicación le da usted a que hayan pasado tres, cuatro años, cuando usted ya fue digamos a buscar ayuda? Bueno, pues es una forma de ir sobreviviendo soslayando el problema; soslayando el problema hasta que los demás que están a tu alrededor se dan cuenta de que tú estás cambiando, que algo no va bien con tu vida. Y que te hacen preguntas, porque al fin de cuentas tampoco hacías nada anormal. Salvo, bueno pues, un cambio en tus parámetros de comunicación, en tus comportamientos sociales. Pero aparte de eso, bueno pues, digamos que no había nada escandaloso ni dramático. Entonces el tiempo va pasando de una forma pausada y sin darte cuenta se va acumulando. Pero ya cuando la cosa se agudiza, de alguna manera, pues, es cuando, bueno, uno toma la decisión de ver qué pasa, si es que está pasando algo.”

Proceso de diagnóstico

“Bueno, pues, como yo te digo, al ser todo exógeno… Son debidas a factores externos, en el tiempo y en la vida. Lo que tú no puedes saber es cuándo eso va a entrar en crisis. Y entra en crisis en el momento en que algo falla, algo te descoloca y para lo cual no tienes explicación. Y lo único que va a hacer es minar tu autoestima, culpabilizarte de cosas que tú no eres culpable pero que, en alguna medida por esa circunstancia, tú te consideras desafortunado y te encuentras desasistido, sin ningún tipo de armamento ni de herramienta para poder hacer frente a ello y tu fortaleza psicológica se derrumba. Estamos hablando del alma, no estamos hablando de un riñón, ni de un corazón, ni de cualquier órgano vital del cual se sabe todo, menos del cerebro. El cerebro todavía, del ser humano, está en pañales, ahora es cuando un poquito está empezando la neurociencia y otras ciencias modernas de investigación, están tratando de averiguar qué se cuece ahí. Pero del alma humana sabemos muy poco, no sabemos nada. Entonces estamos hablando de sentimientos, de emociones, entonces no son cosas tangibles, no se llega al descubrimiento de esa patología por una analítica física.”

Causas de la depresión

“Entonces, resumiendo, yo no tuve una niñez normal en un ambiente de fraternidad y de cariño. Eran años muy duros, estoy hablando de la post guerra, de los años cuarenta hasta los cincuenta y tantos, que empieza la adolescencia. Entonces, bueno, tampoco recuerdo malos tratos ni violencia en absoluto, sino que la vida era muy dura. Y yo creo que no había tiempo para el amor ni para los afectos. O sea, la supervivencia era el modus vivendi de cada familia. Entonces en este ambiente se crece y, por ciencia infusa, uno va formándose. Pero se va formando con muchas carencias. Entonces, bueno pues, yo como cualquier ser humano, crezco, me desarrollo, empiezo a trabajar, formo una familia, tenemos tres hijos. Y bueno pues, podríamos decir que yo desde que nazco, es como si hubiera montado en el AVE a trescientos kilómetros por hora, que no para en ninguna estación. Entonces vas a trescientos kilómetros por hora viviendo. Llega un momento que el tren se para y el tren se para cuando tengo cuarenta y dos años. Entonces yo ya estoy integrado en un ambiente laboral serio, como es el sector financiero. Es decir yo, pues como empleado, pues, tenía una consideración altísima. De hecho, pues, todos los años recibía un premio, por así decir, a mi labor. Pero de repente pues las cosas se torcieron y yo empecé a perder el rumbo. Unido a todas las cosas que afloran de mi inconsciente, como es, por ejemplo, una insatisfacción en mi vida personal de pareja por falta de comunicación. Resumiendo un poco toda la vivencia, una frustración en la niñez y en la adolescencia…”

Atención psicológica y frecuencia de visitas

“Entonces, uno, tomando conciencia de que no está bien, intenta ver cómo puede solucionarlo, volver a la normalidad. Yo, en mi caso, a los cuatro años o así de andar con muletas, pues decidí, unilateralmente, buscarme la vida. Y encontré un psicólogo, un centro, un psiquiatra. Contraté un una serie de entrevistas regulares. Dos veces por semana, una hora, una hora y media y así; estuve año y medio. Bueno ¿aquello qué me permitía? Bueno, pues, te voy a decir con sinceridad: un espacio en el que yo hablaba, pero nadie me escuchaba. Bueno, sí, me escuchaba el terapeuta. Pero era el espacio en el cual yo soltaba y soltaba. ¿Y qué pasa? que llegué a la conclusión de que era un pensamiento circular, permanente, en el cual yo estaba enredado y no salía de él. El terapeuta escuchaba y me hacía preguntas que yo, a veces, no podía responder. Y pod��a darme alguna pauta. Pero él lo que trataba era de llegar a la profundidad del alma, de ver por qué razón me encontraba yo como me encontraba. Total al cabo de año y medio le dije: “-Mira, esto no me conduce a ninguna parte”. Y cancelé la terapia.”

Actividades gratificantes

“Pues lo primero, tengo que hacer algo. Y efectivamente, yo por ejemplo, al ya no tener la obligación física de tener que ir a trabajar, tener todo mi tiempo para mí, lo primero que se me ocurre es un programa de ejercicio físico, ordenado y regular. ¿Por qué? porque si algo hay importante para curar la depresión es la actividad física. Es importantísimo. La actividad física, dentro del nivel que cada uno pueda, con arreglo a su edad, pues significa practicar algún deporte, practicar alguna actividad lúdica dentro de lo que es la actividad física. Por ejemplo el senderismo, el caminar, el hacer algo de deporte como puede ser bicicleta, natación. Esto desde un punto de vista terapéutico. Porque eso va a generar una sustancia natural que produce nuestro organismo que se llaman endorfinas (VER GLOSARIO), que le llaman las vitaminas de la felicidad.”

El estigma de las enfermedades mentales

“Bueno, digamos que también sociológicamente estas patologías están muy estigmatizadas por la sociedad. Es decir, nadie quiere estar al lado de un depresivo ni de un incapacitado psicológico, no digo con una enfermedad mental grave, no, porque a fin de cuentas la depresión no es una enfermedad mental, es una enfermedad que incapacita al ser humano para llevar una vida normal. Desde el punto de vista de la sociedad no se entienden comportamientos psicológicos antisociales, antinaturales ¿no? Entonces por eso estas patologías están tan estigmatizadas por la sociedad, es decir, es peor casi que la lepra y el SIDA. Enseguida te han tachado, en décadas pasadas, de loco ¿Cuántas personas habrán estado ingresadas en manicomios a principios de siglo sin tener ninguna patología como para estar ingresadas? Lo que pasa es que, claro, no se conocía tanto sobre la psiquiatría. Que al fin de cuenta pues claro es como si dijéramos una ciencia de ayer. Sigmund Freud que está ahí, como quien le dice a la vuelta de la esquina, es al que le llaman el padre de la psiquiatría moderna. Fue uno de los psiquiatras, médicos, científicos que se dedicó a investigar el subconsciente y que bueno aportó nuevas fuentes de conocimiento a la mente, tan serio problema que no se había parado en descubrir. Y bueno pues, indudablemente en estos temas se han hecho verdaderas salvajadas en el siglo XVIII y XIX, incluso en el XX.”

Vida familiar

“Mis tres hijos lógicamente asumieron mi nueva situación, y mi esposa, como es lógico, con un total desconcierto. Ellos no sabían qué estaba pasando… no lo sabía ni yo. La convivencia familiar, que cada vez era más conflictiva, la crispación que uno generaba con sus comportamientos y con su forma de vida, de lo cual tú no eras consciente. Y bueno pues el carrusel de la vida que te va empujando y ¿Qué quieres que te diga? Pues fue muy serio, fue perder, podríamos decir por mi parte, perder la familia, aunque estaba a tu lado, no. Pero no saber que tienes ahí a gente que son tus hijos y es tu mujer. Es decir, te vuelves un apático automáticamente y no te das cuenta. No sigues el día a día, no te preocupas de cosas y claro. Esto lo ves ahora con tranquilidad y con visión retrospectiva ¿no?, pero indudablemente toda la responsabilidad en esos años recayó en mi pareja, es decir la responsabilidad de estar al tanto del desarrollo familiar y de la afectividad familiar. Pues esa era mi pareja, la que llevaba el control, yo ya estaba ajeno a todo eso. Es decir… yo vivía pues una forma ritual, como un reloj, que dabas horas y nada más.”

El mundo laboral

“Entonces yo ya estoy integrado en un ambiente laboral serio como es el sector financiero y por una serie de circunstancias puntuales, pues como es el hecho de presión laboral por consecución de objetivos, se empieza a descalabrar mi vida. Pues yo diría que la gota que rebasa el vaso en mi vida es la presión laboral. Que fue muy fuerte en su momento porque yo, mi historial, era impecable. Es decir yo, pues como empleado, pues tenía una consideración altísima. De hecho pues todos los años recibía un premio por así decir a mi labor. Pero de repente, pues, las cosas se torcieron y yo empecé a perder el rumbo. Lo cierto es que claro, como yo seguía trabajando, pues, en mi entorno laboral yo empecé a llamar la atención de que mi comportamiento social no era correcto, no laboral, porque yo siempre cumplí con mi trabajo y con los objetivos. Lo que pasa es que ya en esta situación el trabajo empezó, para mí, a ser una tortura más que un disfrute, más que una forma de realización personal, que eso es otro factor añadido para hundirte más en las profundidades de la incomprensión, de la oscuridad y del dolor. Yo, desde el año 91 al 97, en mi mundo laboral estoy postergado. Es decir, en el año 91, yo creo que por causa de mi depresión, en el aspecto laboral, conmigo se hace una decisión de alto nivel de postergarme, apartarme de mi departamento especializado. Aquello para mí fue un mazazo, ya dentro de mi situación, pues claro ya, yo en el año 91 llevaba ya 7 años ya inmerso en la depresión, trabajando, sin estar de baja. Pero esta circunstancia significa un nuevo golpe, un nuevo mazazo. La conclusión es perfecta, vista ya ahora con visión retrospectiva. Yo dentro del trabajo y dentro del ambiente del departamento era un bicho raro. ¿Por qué? pues porque estaba encerrado en mí, no me comunicaba, no hablaba, pero sí cumplía con mis deberes. Yo tenía 49 años, casi 50. Cierto es que yo, por mi profesión, como los futbolistas de campanillas, estaba siempre reclamado como cualquier otro. Es decir que si yo hubiese intentado fichar por otra entidad, en 48 horas estoy trabajando donde me hubiera dado la gana, sólo con abrir la boca. Pero mi situación psicológica de depresión me hizo frenar y decir: “-¿Dónde vas a ir tú en tu situación y tal? Aguántate”. Total, aguanté aquel palo y entonces pues me postergaron, me echaron, como suele decirse, al cuarto trastero. Entonces la situación era que yo automáticamente pasaba a una situación que se define como “descanso especial retribuido”. Esto significa que hasta que yo cumpliese la edad reglamentaria para la jubilación oficial, yo estoy en activo pero sin la obligación de tener que ir a trabajar. El banco me paga el sueldo perfectamente, yo estoy en mi casa como si dijéramos ya de vacaciones indefinidas.”

Los grupos de apoyo

“A los tres, cuatro años de estar completamente recuperado yo soy consciente de que yo sé muchas cosas, de que yo tengo, entre comillas, sin ser ningún súper hombre ni nada por el estilo, tengo una sabiduría de algo que otros quizás necesitan conocer y saber. Entonces yo me planteé que tenía que hacer algo, que tenía que buscar la forma de poner en común esto que yo sé cómo se vive y cómo se desvive. Yo llevo un grupo de autoayuda todos los jueves del año, dos horas, de 6 a 8; ha habido muchos avatares pero yo sigo ahí y voy a seguir de por vida. O sea, es un compromiso que tengo adquirido conmigo mismo y con el ser humano. Y si no hago esto, me puede faltar cualquier cosa pero esto lo voy a seguir haciendo. Entonces yo, esto lo tengo asumido como uno de mis fundamentos de estar en este planeta. Si yo he vivido esta experiencia tan trágica pero al mismo tiempo tan positiva, en lo que supone saber lo que es vivir, comprender la profundidad del ser humano; esto no se puede perder ni se puede desaprovechar, esto hay que trasmitirlo. Yo creo que mi misión en este momento y para siempre, mientras me quede un hálito de vida, es estar ayudando a los demás en esto. Por eso estoy encerrado en esta fundación, por eso no me importa ir a donde sea ni entrevistarme con quién sea si puede contribuir a transmitir el mensaje más principal e importante: y es que de esto se sale, de esto uno se cura. Hay que ser consciente de una cosa: de esto hay que curarse de verdad. Y tengo compañeros y compañeras que se han curado de verdad y resulta que están metidos en este rollo de ayudar a los demás en la asociación. O se han hecho terapeutas, han estudiado. Yo me he conformado de momento pues con mi experiencia y con leer mucho y con ponerme al día, en fin en una palabra, con esto, intentar profundizar en mi problema, eso lo primero. Podría ser un masoquismo, alguien dijera “-Este tío, qué masoquista que es”. Pues no, yo no me he conformado con haberme curado. Yo he querido saber por qué me ha pasado esto. No creo que todavía haya encontrado todas las respuestas pero sí he procurado averiguar cómo ha sido mi vida desde que nací. Es decir, intentar revivir mi vida es… sinceramente es algo a lo que nadie quiere enfrentarse. O sea, el ser humano tiene mucho miedo a muchas cosas pero si tiene algo de miedo a algo, es a enfrentarse consigo mismo. El que es capaz de enfrentarse consigo mismo, de hablar consigo mismo, entrar adentro, averiguar sus debilidades, averiguar sus miserias y también sus bondades y sus habilidades, ya tiene ahí trabajo. Yo conocí la asociación, pues, después de mucho tiempo de dar palos de ciego aquí y allá, hasta que un buen día conozco esta asociación, me presento una tarde en el grupo de autoayuda, me identifico, doy un spitch. Y ya pues ahí me quedé atrapado ¿no? y ya pues, en fin, ahí continué y ahí sigo y ahí estamos ¿no?”

Sentirse mejor poco a poco

“Así que a mí lo primero que me sucede cuando me recupero totalmente es, primero, activarme al doscientos por cien, haciendo cosas que no hacía antes. Y una de las cosa que empecé a hacer nada más saber que yo estaba ya en el camino de la recuperación vital, era un programa de actividad física regular y programado. ¿Por qué?, porque si algo hay importante para curar la depresión es la actividad física. Es importantísimo. La actividad física dentro del nivel que cada uno pueda, con arreglo a su edad, pues significa practicar algún deporte, practicar alguna actividad lúdica dentro de lo que es la actividad física, por ejemplo el senderismo, el caminar, el hacer algo de deporte como puede ser bicicleta, natación. Esto desde un punto de vista terapéutico. Porque eso va a generar una sustancia natural que produce nuestro organismo que se llaman endorfinas, que le llaman las vitaminas de la felicidad. Existe lo que se llama trabajo personal y concienciación personal. Entonces bueno, pues, digamos que dos avisos previos a empezar a recuperarme son como estar seis meses de baja por una cuestión física que paraliza tu vida rutinaria y ordinaria y te somete a un enclaustramiento más o menos obligatorio. La mente no deja de funcionar, no deja de trabajar y, como es lógico, ahí se plantean muchas cuestiones. No es de la noche a la mañana, lo mismo que caer en la depresión tampoco es de la noche a la mañana, si no estaríamos hablando de milagros, y esos bueno pues no existen. En primer lugar el factor tiempo, es fundamental. O sea, esta patología requiere tiempo para el paciente ¿Por qué? porque es un trabajo de investigación.”

Sentirse mejor poco a poco

“Hay solución, hay un mensaje de esperanza, de esto se sale, uno se puede curar. Si yo lo he hecho ¿Por qué los demás no lo pueden conseguir? Y yo digo, si otros lo han conseguido ¿Por qué yo no? Entonces, este es el reto que tiene cada uno. Pero coger el toro por los cuernos es lo complicado y difícil, pero en el momento en que empiezas, ahí es donde empieza verdaderamente la resurrección. Que la esperanza es una palabra a la cual hay que agarrarse, hay esperanza. Y si hay esperanza hay vida. Mientras hay esperanza hay vida, y si hay vida hay que agarrarse a ella con fuerza. Si uno no tiene las herramientas ni tiene la capacidad de dar un paso al frente, tranquilo, hoy no puedes, mañana tampoco, dentro de una semana a lo mejor tampoco, dentro de un mes, y el tiempo va pasando. Pero hay que pensar en algo, en el sentido de que esto no va a durar siempre, esto tiene salida, esto tiene curación. Si alguien que te da este mensaje lo ha conseguido ¿Por qué yo no? Si uno se recupera levemente de su estado, no debe de conformarse de quedarse ahí, hay que seguir trabajando, hay que seguir fortaleciéndose para no tener una recaída. Entonces cuando estás en paz contigo mismo, estás en equilibrio, cuando estás en equilibrio se te abre la mente en muchas cosas. Y bueno, integrarse, por ejemplo, en ayudar a los demás no es fácil. Porque esto del voluntariado, un plan moderno que se habla ahora, tan llevado y tan traído, yo creo que se están desvirtuando los términos. Hay mucha gente que se siente muy bien, muy a gusto con el voluntariado pero lo hace de una forma inercial. Ahora, cuando tú estás convencido de que lo que haces, lo haces porque lo sientes, porque sabes que con tu compromiso, ves que alguien a lo mejor ha visto algo que no veía, te sientes ya más que pagado, más que recompensado.”

Cambios en la visión de vida

“Entonces yo esto lo tengo asumido como uno de mis fundamentos de estar en este planeta. Si yo he vivido esta experiencia tan trágica pero al mismo tiempo tan positiva en lo que supone saber lo que es vivir, comprender la profundidad del ser humano. Esto no se puede perder ni se puede desaprovechar, esto hay que trasmitirlo. Yo me he conformado de momento pues con mi experiencia y con leer mucho y con ponerme al día, en fin en una palabra, con esto, intentar profundizar en mi problema, eso lo primero. Primero, no soy el mismo que era antes, con lo cual llego a la conclusión de que esto para mí ha sido una experiencia única e irrepetible y como si dijéramos una segunda oportunidad. De no entender nada se pasa a entenderlo todo, a comprenderlo todo, a superarlo todo, a tener unas herramientas a tu alcance que no te las va a dar ni ningún fármaco ni ninguna terapia, ni nada. Es decir, si algo produce la recuperación verdadera y absoluta de una depresión, de una discapacidad anímica que ya no te va a dejar ninguna huella, ni ninguna herida, sino que todo está cicatrizado, es que el tiempo ya no cuenta, puedes tener la edad que tengas, yo por lo menos ahora estoy viviendo una segunda vida.”

Calidad de vida actual

“Yo llevo exactamente, hoy hace catorce años totalmente recuperado. Yo, cada día que me levanto y me despierto, lo único que estoy haciendo es fortaleciéndome cada día más, cada día más, cada día más. ¿Para qué? para comprender que esta situación a la que uno puede caer, todos estamos en el bombo de la lotería y a todos nos puede tocar. De hecho me ha traído más problemas estar perfectamente recuperado que estar en la depresión catorce años. Lo digo porque todo hay que decirlo. Pero yo ahora tengo la capacidad de ser libre y de comprender las cosas. Entonces ahora me llaman que yo soy un egoísta, un egocéntrico, un metido en mí mismo. No es cierto. Yo ahora lo que soy es libre, con lo que eso significa, libre para vivir, libre para ser feliz y libre para solucionar todos los problemas.”

Entrevista a Rafael

Sexo: Hombre

Edad en el momento del diagnóstico: 58 años

Año de diagnóstico: 1980/2001

Tratamientos recibidos: Farmacología y psicoterapia

Edad en el momento de la entrevista: 68 años

Primeros indicios y episodios

“Empiezas así, empiezas a ponerte triste, síntomas por… ¿Qué si me preguntan a mí? ¿O por qué circunstancias? Hombre, que te podía decir algo, pero, pues no lo sé. Que viene, nada, así, bueno, no sé. Y empiezas y bueno y poco a poco vas cayendo, vas cayendo, no tuve casi nunca a nadie que, quizás, me apoyara un poco o que hiciera algunas actividades ¡Algo! Y a pesar de que trabajaba, que eso ha sido una gran suerte mía.”

Causas de la depresión

“Para mí, la depresión, yo pienso siempre que viene, por lo menos en mi caso ¿no? y pero… de la gente que yo de… conozco. Todo es por contrariedades de la vida, de la sociedad. Entonces, yo creo que todas las personas porque tienen problemas con la sociedad, choca con un sitio, la puerta se cierra de un sitio, no se abre en el otro sitio. Eso es lo que yo creo, la sociedad rechaza, para mí, diría así: rechazo de la sociedad.”

Tratamiento farmacológico. Efectos secundarios de la medicación

“Cada vez que cambio de un medicamento, para mí, pues es como si me mandaran a fusilar, porque digo “-Mañana…” Como ya me ha pasado dos veces. Una vez no podía ni caminar y la otra vez no podía ni hablar, ni pronunciar palabra. Llamaba a mí mujer: “-¡A-cu-ca!, que no puedo lla-ma-a”, “-¡Ah! Sí, sí, ¡Dios! ¡Ahora!”. Y le decía “-Ah, que deje de tomar”… en fin. Parece… a veces ¡hombre! es verdad que tiene que cambiar y probar. ¡Pero coño, que prueben con los conejillos estos de India o con cómo se llame esto o con otra… que no! Porque en esas pruebas que hacen me podían… se pueden cargar a una persona y eso me da horror. Me da horror. Me he tomado trescientas mil pastillas ¿Para qué me han servido? Para la vesícula, me ha hecho polvo el estómago, protectores que me he tomado protectores estomacales, para un montón de cosas, para eso es para lo único que me han servido pero no para curarme, que con ese fin fui al psiquiatra. los nervios, no sé qué. Bueno, él sabe más o menos.”

Tratamiento farmacológico. Valoración del tratamiento farmacológico

“Es verdad que hay algunos medicamentos que te pueden aliviar un poquito, pero un buen psicólogo es el que te cura mejor que nadie, más natural que nadie. Sin dejarte, sin dejarte atontado, sin dejarte esa… que a veces vas caminando y no sabes por dónde caminas con esas pastillas que te dan, que no me han servido para nada.”

Actividades gratificantes

“No puede mi bolsillo soportar eso [los viajes], sería hay una maravilla, como en Alemania que está la Seguridad Social, que te mandan quince días a esos balnearios. Eso sería una maravilla, se ahorrarían un montón de millones de medicamentos, los alemanes lo hacen ya hace cincuenta años. Hace cincuenta, hace cien años. Como todo, pero yo, a mí no me han sentado mal jubilarme, yo tengo hobbies. Yo tengo lo que bonsái me encanta. Al hacer el bonsái me encuentro… por en el campo olivitas pequeñas y yo intento que crezcan, las cuido. Tengo cincuenta masetas en mi casa. Las plantas me encantan, los pájaros, los canarios, los jilgueros, los colorines, me encantan. Y en fin, muchas cosas. Me gusta hacer muchas mezclas con los canarios, cruzarlos.”

Vida familiar

“El super esfuerzo que tengo que hacer que eso es e inimaginable. Sonreir siempre, yo creo que mi familia, mis cinco hijos, que son una maravilla… apenas saben nada porque yo intento siempre camuflarlo, siempre, yo creo que estoy peor y que yo cada vez estoy peor ¡Por eso, a veces voy al campo y grito y pego así un puñetazo! esto lo tiro yo, si quisiera lo tiraba ¿no? pero porque no quiero que mis hijos sufran, ni nadie de los que estén a mi alrededor. Estoy, en algunos momentos estoy… me sale la agresividad demasiado y esa es la otra pregunta que me hacía ¿Qué es lo que temo? Ni a nada ni a nadie. Excepto a mí porque ya me descontrolo y voy a por él. Me importa que tenga 2 metros la persona o 1 metro y medio. Que tenga una pistola en la mano, ¡me da igual! voy a por él. Eso no lo soporto, que nadie me… y en la vida cotidiana, pues bueno, mi hijo, no puedo ir nunca porque voy cada día a casa de una hija mía que tengo que llevar los nietos a la guardería, que tienen dos años pero ellos me lo notan en la cara, no puedo nunca, entonces tengo que estar jugando unas cuantas horas cuando los saco de la guardería, tengo que esperar que mi hija venga de las clases que ella es profesora y durante esas horas tengo que reírle a ellos, tengo que jugar, tengo que tirarme al suelo. Sin poder y en un momento, respiro hondo y digo ¡Dios mío! A ver cuando viene mi hija, ¡porque ya no puedo más sonreir! ya lo que quiero es volver mi situación ¿no? a mi situación de tristeza, que cuando quizás me siento mejor. Pienso mucho en mi mujer, una mujer que creo que lo único que… que es lo único que Dios me ha dado en la vida bueno. Y después, mi mujer lo que me ha dado: cinco hijos, de tu edad algunos… la mayor tiene 42 años, filóloga inglesa, está de profesora, otro es director de hotel y están… pero… me ha dado estas personas, mis hijos y bueno. Y sí lo único que pienso.”

El mundo laboral

“A pesar de que trabajaba, que eso ha sido una gran suerte mía, si no llego a trabajar… Yo tenía una depresión como ahora dicen… grave y tal. Yo antes, pues podía ser menos grave, moderada, como quieras. Pero yo he trabajado, he trabajado bien, he trabajado con más esfuerzo o menos esfuerzo, pero, ahora no podría trabajar. ¿En cuanto al trabajo me comentabas antes que la depresión había influido en algo en tu trabajo como metre? A mí me fastidiaba mucho que me descubrieran, no que me descubrieran que era depresivo, sino que me descubrieran porque estaba malito y que no le servía como tenía… había que servirle, a mí me fastidiaba en mi profesión.”

Los grupos de apoyo

“La verdad es que cuando vengo y me siento con treinta a escuchar una charla o a pintar un monigote como cuando era pequeño. Pero el estar al lado de ellos parece que como que salgo un poco mejor. Esto, el convivir con ellos las horas que convivo y bueno y venir a pintar que podría pintar con un profesor que le pagase, como no tengo dinero para pagarlo vengo aquí. Las charlas que dan, pues bueno, me entretengo, pero sobre todo… si hacemos alguna excursión con ellos, pues bueno me junto con ellos y charlo y aprendo. Aprendo de ellos, aprendo. Es curioso ¿no? que aprenda de una persona que está en tal mal estado pero aprendo ¿Cómo fue que conociste el recurso de…? Bueno pues como siempre, el periódico, SAPAME para salud mental”

Mensajes a otras personas con depresión

“Pues nada, le diría parecido como a la droga, como le digo a mi hijo. Le diría que tuviese mucho… que siga como está, que a los más mínimos síntomas que a él se encuentre triste, cualquier cosita, que a él… que si él está haciendo todo bien su trabajo y hay algo que a lo mejor en un en un momento dado un día dice: “¡Caramba pero esto no se ha puesto bien!”. Que no pasa nada. Que eso no es nada, que lo intente al día siguiente y si ve que a los cuatro días eso no le sale como a él quería, rápidamente se vaya lo primero de todo a un psicólogo. ¡Al psiquiatra el último! Al psicólogo, al psicólogo y le cuente: “-Mira oye llevo cuatro días que esto no me sale a mi bien.” Pero no intenta él solo: “Eesto lo tengo yo que poner bien”. No porque él te va a dar las llaves, unas herramientas…”

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